Los obesos con hígado graso tienen mayor riesgo de insuficiencia cardiaca

miércoles, 27 de enero de 2016

La acumulación de triglicéridos en el hígado se asocia con una menor capacidad del corazón para bombear sangre

La esteatosis hepática no alcohólica –esto es, el consabido ‘hígado graso’– se corresponde con la enfermedad hepática más común el todo el mundo. Concretamente, el 30% de la población general y hasta un 70-90% de las personas con obesidad o diabetes tipo 2 padece esta enfermedad que, lejos de resultar inocua, puede conllevar que el paciente acabe requiriendo un trasplante de hígado. Es más; el hígado graso también es uno de los signos del síndrome metabólico, por lo que se asocia con un mayor riesgo de enfermedad cardiovascular. De hecho, y como muestra un estudio llevado a cabo por investigadores del Centro Médico de la Universidad de Leiden (Países Bajos), el hígado graso se asocia con el desarrollo de insuficiencia cardiaca en la población con obesidad.

Como explica Ralph L. Widya, director de esta investigación publicada en la revista «Radiology», «nuestros resultados pueden tener una gran importancia a la hora de estratificar el riesgo cardiovascular en la población obesa. Y es que el grado de esteatosis hepática es muy variable en la obesidad. Unos hallazgos que, asimismo, subrayan la necesidad de la adopción de medidas dietéticas con objeto de prevenir la enfermedad del hígado graso».

Menor capacidad de bombeo

En el estudio, los autores analizaron la concentración de triglicéridos en el hígado –mediante espectroscopia de resonancia magnética nuclear– y la función diastólica ventricular izquierda en 714 adultos con edades comprendidas entre los 45 y los 65 años. El 47% de los participantes presentaba sobrepeso y un 13% era obeso.

En este contexto, cabe recordar que la función diastólica hace referencia a la fase del latido en la que el corazón, o en este caso su ventrículo izquierdo, se relaja para llenarse de sangre. El problema es que en la insuficiencia cardiaca este llenado del ventrículo izquierdo es deficiente, por lo que el corazón bombea menos sangre de la necesaria para que el paciente pueda llevar a cabo una actividad física normal.

Los resultados mostraron que, en el caso específico de los participantes obesos pero no en el de aquellos con normopeso o sobrepeso, el incremento de los niveles de triglicéridos en el hígado conllevaba un descenso de la función diastólica ventricular izquierda y, por tanto, un mayor riesgo de insuficiencia cardiaca.

Además, como refieren los autores, «la asociación entre los niveles de triglicéridos hepáticos y la función diastólica ventricular izquierda resultó independiente del síndrome metabólico, por lo que puede sugerirse que, por sí solo y cuando menos en las personas con obesidad, el hígado graso supone un riesgo de insuficiencia cardiaca más allá del atribuible al resto de factores de riesgo incluidos en el síndrome metabólico».

Asociación ‘desconocida’

Y llegados a este punto, ¿cómo se explica esta relación entre hígado graso e insuficiencia cardiaca? Pues como reconoce Ralph Widya, «no lo sabemos. La verdad es que podría explicarse por muchos factores, incluida la presencia de macrófagos para combatir las infecciones o la sobreexpresión de citocinas».

Sea como fuere, concluyen los autores, «necesitamos más estudios para analizar el efecto del hígado graso sobre la enfermedad cardiovascular, así como para evaluar cómo este efecto difiere entre las personas con un peso normal, sobrepeso y obesidad».

Via abc.es

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