¿Cómo aliviar la tortícolis?

jueves, 3 de marzo de 2016

El automasaje, los analgésicos suaves o alternar frío y calor son algunos de los remedios más eficaces para combatir el dolor de cuello.

La tortícolis es un problema común que suele afectar a un gran número de personas en algún momento de su vida. Puede producirse por múltiples razones, pero lo más normal es que ese intenso dolor muscular en el cuello se deba al estrés, a las malas posturas o a un movimiento brusco. Sus principales síntomas son rigidez, molestias, posiciones extrañas de mentón y hombros e incluso cefaleas.

Existen varios remedios para aliviar la tortícolis, desde realizar unos sencillos estiramientos, hasta tomar un antiinflamatorio que no requiera prescripción médica. Te los explicamos uno por uno para que puedas escoger el que mejor se adapte a la intensidad del dolor y al lugar en el que te encuentres cuando este se produzca.

Un antiinflamatorio que no requiera preescripción médica es un remedio rápido a la tortícolis

Practica la técnica del automasaje.

Para ello, si tienes el cabello largo recógetelo en una coleta alta o un moño despejando la nuca lo máximo posible. Utiliza unas gotitas de aceite de masaje, si no tienes bastará con crema hidratante, o incluso de manos si te encuentras en tu lugar de trabajo. Coloca el brazo por encima de la cabeza y pon los dedos índice y corazón a un lado de la columna y el pulgar al otro. Con mucho cuidado y sin aplicar demasiada presión empieza a masajear la zona dibujando círculos. Después pasa los dedos en línea recta a lo largo del cuello varias veces. También puedes masajear los trapecios con el dedo índice y el corazón siguiendo la misma técnica.

Unos minutos de relax.

Si tienes tiempo lo ideal es que te tumbes en la cama o el sofá boca arriba durante unos minutos. Al reposar la cabeza sobre la almohada disminuirá la tensión que soportan los músculos para sostener su peso. La respiración puede jugar un papel determinante a la hora de relajarte. Toma aire por la nariz, muy despacio hasta llenar tus pulmones. Reténlo unos segundos y expúlsalo por la boca muy lentamente. Repítelo tantas veces sea necesario hasta que estés más calmado.

Alterna frío y calor.

La tortícolis se debe a la inflamación de los músculos y a su contracción, por ello es recomendable colocar compresas frías y calientes de forma alternativa en la zona afectada cada 5 minutos. Utiliza unos hielos o una bolsa de verduras congeladas envueltos en un paño, nunca directamente sobre la piel. Para el calor, lo mejor es que sea seco, es decir, con una manta eléctrica, un saquito de semillas o incluso planchando una toalla, pero nunca un trapo mojado porque podría empeorar la dolencia. No realices este proceso durante más de media hora seguida. Deja que tus músculos descansen un rato antes de volver a repetirlo.

Estira el cuello suavemente.

Los estiramientos son un remedio de lo más eficaz para todo tipo de contracturas musculares y por supuesto para la tortícolis. Pero eso sí, hay que hacerlo con cuidado para que no resulten contraproducentes. Intenta juntar primero tu oreja derecha con el mismo hombro. Mantén el estiramiento 10 segundos y repite la operación con el lado izquierdo. Puedes empujar ligeramente tu cabeza con la mano para intensificar el estiramiento. Después dibuja círculos con el cuello lentamente. Si notas que te mareas, evita echar hacia atrás la cabeza y haz solo un medio círculo pegando el mentón al pecho. Toma aire en reposo y expúlsalo lentamente mientras realizas el ejercicio. Si tu dolor llega hasta los hombros también puedes estirar la espalda. Túmbate en el suelo, boca arriba y con las rodillas dobladas y los brazos en cruz. Mueve tus piernas hacia al lado derecho. Lo ideal es que las rodillas lleguen a tocar el suelo pero si no llegas, acércalas todo lo que puedas con cuidado de que tus hombros no se levanten. Gira la cabeza hacia el lado contrario de las piernas y aguanta en esa posición 30 segundos. Haz el mismo ejercicio colocando tus piernas en el lado izquierdo y girando tu cabeza hacia el derecho. Repítelo un par de veces.

Recurre al botiquín si es necesario.

Los medicamentos suelen ser un remedio recomendable cuando el dolor es intenso o no se alivia con ninguno de los tratamientos anteriores. Puedes tomar un antiinflamatorio o un analgésico de venta libre como la aspirina, el ibuprofeno, el naproxeno o el parecetamol o acudir a tu médico de cabecera para que te recete el más adecuado para tu cervicalgia.

Pide cita con un especialista.

Si el problema no remite al cabo de unos días deberás recurrir a un especialista. En la mayoría de los casos bastará con concertar una cita con un fisioterapeuta. Este profesional manipulará los músculos para relajarlos e incluso podrá recurrir a otro tipo de terapias como la punción seca o la electroterapia, que actuará como un analgésico. En algunas ocasiones pueden hacer falta varias visitas para acabar con la cervicalgia. También puedes recurrir a un traumatólogo si la tortícolis aparece de forma constante. Hará las pruebas pertinentes para averiguar qué es lo que causa tu dolencia, ya que, algunos tipos de contracturas se deben a problemas de nacimiento y su remedio puede ser una tarea compleja que requiera de cuidados constantes.

Cómo prevenir la cervicalgia.

En algunos casos puede aparecer sin una razón concreta pero hay gestos cotidianos que te ayudarán a reducir su frecuencia. Lo más importante es que los músculos de la espalda y el cuello estén fuertes, por ello, hacer ejercicio de forma regular es muy recomendable. Puedes optar por la natación o el pilates para fortalecer la zona. La práctica de yoga, que se centra en los estiramientos, es muy adecuada para este tipo de dolencias que pueden deberse al estrés. Además, estos deportes te ayudarán a corregir las malas posturas, que son una de las causas más comunes de la tortícolis. Ten cuidado con los movimientos bruscos y al coger peso, hazlo siempre con las piernas flexionadas y la espalda recta.

El yoga ayuda a fortalecer los músculos, previniendo así los dolores de cuellos

Evita permanecer mucho tiempo en la misma posición. Si trabajas delante del ordenador levántate cada dos horas y camina un par de minutos, estira el cuello, haz círculos con los hombros y no cruces las piernas al sentarte. Cuando cojas el teléfono no lo sujetes con el hombro, contraerás la zona en exceso y eso podría derivar en un intenso dolor en el cuello.

La postura que adoptas al dormir también es muy importante. Nunca duermas boca abajo, hazlo de espaldas o alternando los dos lados del cuerpo. Y asegúrate de que tienes una almohada adecuada que permita que tu cuello quede alineado con el resto de la columna, ni más bajo ni más alto, o lo forzarás. Presta también atención a las corrientes de aire, estás pueden producir rigidez durante la noche lo que derivará en una contractura al día siguiente.

Llevar una alimentación saludable te ayudará a prevenir la cervicalgia. Incluye en tu dieta una buena cantidad de frutas y verduras frescas y huye de los alimentos procesados y de las harinas y azúcares refinados.

Estirar, descansar correctamente, practicar deporte y llevar una dieta saludable te ayudará a prevenir esas molestas cervicalgias que pueden aparecer a menudo. Pero mientras el dolor persista, elige uno de los remedios anteriores (o varios) y no dudes en acudir a tu médico si el dolor no desaparece en unos días.


Via bekiasalud.com

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