Dolor Reumático y Sobrepeso

miércoles, 6 de enero de 2010

Los afectados confían en sus poderes meteorológicos y dan más credibilidad a los dolores reumáticos que a cualquier hombre del tiempo.

Los reumatismos advierten del cambio climático a más de cuatro millones de españoles. A pesar de que mucha gente, cuatro millones de españoles, dice sufrir reuma, el reuma no existe. Es un término mal utilizado y lo que se identifica con él son, en realidad enfermedades reumáticas. Más de 200 afecciones forman parte de lo que popularmente se conoce como reuma. Son dolores originados en el aparato locomotor, sobre todo en las articulaciones. En realidad, reumatismo, en singular, no existe, sino que hay reumatismos. El dicho: “El reumatismo balda en la mayoría de los casos y mata en los que menos”, sigue vigente todavía.


En España, una de cada diez personas menores de 50 años, y tres de cada diez mayores de esa edad, está afectado por alguna dolencia reumática. O lo que es lo mismo, cuatro millones de españoles padecen lo que vulgarmente se llama reuma.

Las dolencias reumáticas son la enfermedad más frecuente en personas mayores de cuarenta años, casi siempre de forma crónica, y afectan, en mayor o menor grado al 30 por ciento de la población mundial de más de 45 años.

Síntomas de las enfermedades reumáticas

El síntoma principal es el dolor articular. En ocasiones va acompañado de inflamación y deformidad de las articulaciones y limitación de la movilidad de éstas. En algunos reumatismos inflamatorios pueden afectarse otros órganos distintos al aparato locomotor, como el corazón, los riñones, los pulmones, el sistema nervioso o la piel.

Las enfermedades reumáticas pueden clasificarse en varios grupos según su origen:

Reumatismos degenerativos.
El prototipo es la artrosis, se produce por “desgaste” de las articulaciones, concretamente el cartílago articular, favorecido por el paso del tiempo, la edad, y por otros factores que lesionan las articulaciones.

La artrosis es la enfermedad reumática más frecuente, se caracteriza por la “degeneración” del cartílago aurícular en una o varias articulaciones. Aunque se desconoce la causa primaria, muchos factores favorecen su aparición como el envejecimiento, la sobrecarga articular (ciertos deportes, mal alineamiento articular...), las lesiones articulares previas y la obesidad.

La artrosis puede afectar a cualquier articulación pero generalmente ocurre en los dedos de las mano, rodillas, caderas, columna cervical y lumbar y dedo gordo del pie. La artrosis de otras articulaciones es poco frecuente y, cuando aparece, suele ser consecuencia de un traumatismo, otra enfermedad articular previa o el uso indebido de la articulación.

El síntoma fundamental es el dolor articular. Al comienzo de la enfermedad, el dolor es “tolerable” y se produce sólo tras una actividad importante. Posteriormente, en fases avanzadas, cualquier mínimo movimiento de la articulación afectada provoca mucho dolor. Las lesiones periarticulares contribuyen e, incluso, en determinados momentos, pueden ser las principales responsables del dolor. Con la evolución de la artrosis, al dolor suelen añadirse deformidad y limitación de la movilidad articular. En algunas fases de la enfermedad puede haber inflamación articular, acompañando a los síntomas mencionados.

La evolución de la artrosis varía según la articulación afectada. Suele ser más favorable en la artrosis de la columna y de las manos que en la de articulaciones de carga, como caderas y rodillas.

Reumatismos inflamatorios crónicos. El origen de este grupo de enfermedades, como la artritis reumatoide, el lupus eritematoso sistémico, la espondilitis anquilosante, el síndrome de Sjögren o la esclerodermia, está en la inflamación de la membrana sinobial. La causa, en algunas de ellas, es autoinmune, es decir, las defensas atacan al propio organismo. En general son las más graves e invalidantes.

La artritis reumatoide es una enfermedad relativamente frecuente (aproximadamente una de cada cien personas la padece). Afecta más a las mujeres que a los hombres y puede comenzar a cualquier edad, aunque habitualmente aparece en edades medias de la vida.

El origen es desconocido, aunque se sabe que la inflamación sinovial se produce por un mecanismo autoinmune. Existe, además, cierta predisposición hereditaria a padecer esta enfermedad.

Las articulaciones más frecuentemente afectadas son las de las muñecas, las de las manos y los pies, generalmente de forma simétrica. Los síntomas principales son el dolor, la inflamación y la rigidez articular que, empeoran durante el reposo y conducen, con el tiempo, a deformidad y limitación de la movilidad de las articulaciones implicadas. También puede afectar a otros órganos como corazón, aparato respiratorio, sistema nervioso, ojos y piel. Además, son frecuentes los síntomas generales como pérdida de peso, cansancio, falta de apetito y fiebre.

Enfermedades metabólicas óseas. En ellas, como ocurre en la osteoporosis, tiene lugar un “debilitamiento” o fragilidad de los huesos que da lugar a fracturas espontáneas (sin traumatismo) o ante mínimos traumatismos.

La osteoporosis es una enfermedad metabólica en la que el hueso se vuelve más poroso, es decir, más delgado y frágil. La masa ósea (cantidad de hueso mineralizado) se compone de proteínas y minerales de calcio y de magnesio. El cuerpo forma hueso nuevo y elimina el viejo constantemente. A partir de los 40 años se crea menos hueso nuevo y, consecuentemente, la masa ósea va descendiendo , especialmente en la mujer. Se cree que a los 65 años, el 80 por ciento de las mujeres pueden tener osteoporosis y el 25 por ciento

puede sufrir alguna fractura por osteoporosis. Una cuarta parte de los que sufren fracturas pueden morir o permanecer incapacitados para el resto de su vida. La osteoporosis es silenciosa hasta que el hueso no se aplaste o se fracture. Cuando se aplasta o se rompe, se produce un dolor agudo e intenso, incapacidad funcional y deformidades. En cambio, a veces las vértebras se van hundiendo sin provocar apenas dolor. Es típica la merma de altura y la aparición de una joroba. Los huesos más afectados con las vértebras, el fémur y el radio.

- Mujer
- Raza blanca
- Pasar mucho tiempo en la cama
- Falta de ejercicio
- Menopausia
- Tabaquismo
- Consumo de alcohol
- Antecedentes familiares de osteoporosis
- Personas muy delgadas
- Dieta pobre en calcio
- Ciertas enfermedades como la diabetes
- Ciertos medicamentos como corticoides

Reumatismos por microcristales. El prototipo es la gota. Se produce un acúmulo de pequeños cristales microscópicos en el interior de las articulaciones que ocasiona dolor e inflamación y, con el tiempo, deformidades articulares.

La gota se debe a una alteración del metabolismo del ácido úrico. Todas las personas tienen ácido úrico en sangre, denominado urato, y todas eliminan ácido úrico en la orina. Cuando existe un exceso de urato en sangre, éste puede depositarse en forma de cristales de ácido úrico en nuestras articulaciones produciendo gota, aunque no todas las personas que tienen el ácido úrico alto desarrollan gota.

La gota se manifiesta como ataques de dolor intenso, hinchazón local, calor y enrojecimiento que generalmente afecta a la articulación de la base del dedo gordo del pie.

Los ataques de gota se pueden desencadenar por el exceso de comida y bebidas alcohólicas (sobre todo la cerveza), tras el ayuno prolongado, por pequeños golpes, por algunos medicamentos como los diuréticos, por enfermedades coincidentes o cirugía. Más de la mitad de los pacientes con gota tienen sobrepeso o son obesos.

Reumatismos de partes blandas. Son procesos que afectan a las estructuras situadas alrededor de las articulaciones: tendones, bursas, ligamentos y músculos. Por varios motivos, éstas se inflaman y/o se rompen, generando dolor y limitación de la movilidad. Estos reumatismos son muy frecuentes en la población en general y se han descrito más de 50 localizaciones diferentes de estos procesos. Los más comunes son las tendinitis (inflamación de tendones) o bursitis (inflamación de una bursa). El origen de estas inflamaciones pueden ser traumatismos repetitivos producidos durante las actividades cotidianas. Ocasionalmente, se deben a una infección local responsable del proceso inflamatorio.

Infecciones y tumores. Las estructuras que componen el aparato locomotor, como el resto de los órganos, pueden sufrir infecciones y tumores. Las consecuencias, no sólo para las articulaciones sino también para la vida, pueden ser graves si no se instaura un tratamiento temprano.

Reumatismos no articulares generalizados. Fibromialgia, es un síndrome recientemente definido aunque conocido desde hace más de un siglo. Es la causa más frecuente de dolor crónico difuso o generalizado. Los pacientes con fibromialgia perciben el dolor más intensamente porque tienen los mecanismos protectores del dolor alterados. No constituye una amenaza para la vida ni es degenerativo ni desfigurante, pero sí es crónico en la mayoría de los pacientes.

No se sabe exactamente qué la produce, se han implicado muchos factores como trastornos del sueño, alteraciones musculares, depresión, estrés, alteraciones inmunológicas y alteraciones neurohormonales.

Síntomas. Dolor generalizado en todo el cuerpo, cansancio y alteraciones del sueño. También pueden aparecer otros síntomas como rigidez (sobre todo por la mañana al levantarse), sensación de hinchazón y/o hormigueos en las manos y los pies, así como dolor de cabeza.

En la actualidad no existe un tratamiento que cure definitivamente la fibromialgia. Para conseguir mejorar y controlar el dolor se establece un programa o plan de tratamiento en donde el paciente tiene que participar. Consiste en informar sobre la naturaleza de la enfermedad, educar para evitar los factores agravantes, tratar las alteraciones del sueño, tratar las alteraciones psicológicas, si existen, y establecer un programa de ejercicios (estiramientos musculares y acondicionamiento físico). También se emplean medidas locales, como infiltraciones y masajes, así como el uso de analgésicos, que ayudan a aliviar el dolor.

- Utilice siempre un carrito para realizar la compra y reparta de forma equilibrada el peso de los alimentos comprados.
- No permanezca mucho tiempo de pie en las colas, efectúe las compras en horas de escasa afluencia de público.
- Elija los alimentos con envases de fácil apertura.
- En la cocina, elija los lugares de más fácil acceso para poner aquellos alimentos de uso más frecuente: aceite, azúcar, leche, café, sal...
- Dentro de lo posible, prepare sentado las comidas.
- Evite transportar ollas o cazos muy pesados.
- Al cocer la verdura, colóquela dentro de una pequeña cesta de acero inoxidable. Déjela escurrir una vez haya completado la cocción, le será menos pesado su transporte.
- La práctica deportiva cumple una doble función en el paciente reumático. Por un lado, actúa directamente sobre el aparato locomotor, favoreciendo la movilidad articular y el fortalecimiento muscular. Por otro lado, introduce en la vida del reumático un elemento dinamizador, que sirve de apoyo psicológico ante una enfermedad incapacitante.

Fuente sabervivir.es

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