La frustración se puede superar

viernes, 10 de abril de 2015

¿Alguna vez se ha sentido frustrado? ¿Le ha afectado en demasía que algo no saliera como quería? ¿O le ha "pegado" no cumplir aún con sus propósitos de año nuevo? No se preocupe, especialistas en la materia coinciden en que la frustración es una conducta que no está catalogada como una enfermedad y que las personas tienden a superarla y salir adelante.

Pero advierten que hay que tener cuidado cuando la frustración se suma a otras patologías que arrastran las personas, como son la depresión, crisis de pánico u otra alteraciones, porque entonces sí es necesario recibir atención médica para que no se convierta en un problema grave.

Cuando alguien se promete bajar de peso, ir al gimnasio, dejar de beber en exceso o fumar, conseguir un empleo mejor, y pasa el tiempo y no logra, ya sea porque no tuvo la fuerza de voluntad o simplemente las condiciones no se dieron para lograrlo, es cuando el sentimiento de frustración llega. Y más por estas fechas en las que los propósitos de año nuevo comienzan a diluirse.

Al final de cuentas, explican especialistas del Instituto Nacional de Psiquiatría Ramón de la Fuente Muñiz y del Hospital Juárez de México, lo mismo para una mujer u hombre que seguirá subiendo de peso, esquivando ir al gimnasio o que no puede dejar un vicio, esto provoca frustración, acompañada de sentimientos de culpa, rabia y enojo.

Para Alejandro Caballero Romo, coordinador de la Clínica de Trastornos de la Conducta Alimentaria del Instituto Nacional de Psiquiatría de la Secretaría de Salud, la frustración es una respuesta normal ante un resultado no esperado u adverso, en cualquier cosa que uno se proponga o que uno espere.

Todos nos frustramos, dice el experto, pero realmente el problema es cómo maneja cada quien este sentimiento. A todos, asegura, nos ha ocurrido cuando las cosas no salen como quisiéramos. Pero, es muy diferente manejar la frustración de manera adecuada y constructiva, que canalizar esta conducta de una manera dañina para uno y los demás.

"Hay mucha gente que se frustra y se desquita con el entorno, con los hijos, con la esposa, con sus empleados. Entonces eso hace que haya disfunción y entonces requiere atención", puntualiza.

Ricardo Gallardo, jefe del Departamento de Psiquiatría del Hospital Juárez de México, asegura que toda persona en cualquier momento de su vida, desde la niñez hasta la vida adulta, puede frustrarse, pero lo importante es la capacidad de tolerarla y resolverla.

Considera que la frustración es un proceso normal que sucede en cualquier ser humano y a cualquier edad.

"Es una forma de conducta. Todos nos frustramos, pero la base sería la capacidad de poder tolerarlo. Y no necesariamente es una enfermedad, ni patológico, sino la frustración debe ser óptima", indica.

Un niño se debe frustrar en cierta medida para que desarrolle todas sus capacidades y pueda enfrentar al mundo al que se somete porque no siempre va a tener a los papás para todo.

Uno se frustra cuando eres chico y no consigues trabajo, pues te preparas más y buscas por otro lado hasta que consigues empleo. Y así es en todo, en las relaciones emocionales también, no en la primera te salen bien las cosas, explica el experto.

"La educación familiar es la base para que el niño se estructure bien y como adulto también", considera el psiquiatra quien tiene una experiencia de más de 29 años en temas de salud mental.

Para resolver la frustración, dice Gallardo, no hay medicamentos, es una forma de aprendizaje para tratar de resolver las cosas y enfrentar la adversidad que tenemos todo mundo en un momento dado.

Pero, deja claro que no todo mundo necesita apoyo psicológico: "Yo creo que muchos pueden resolverlo".

En cualquier edad, asegura que la frustración se presenta. Pero advierte que en los jóvenes lo que sucede es que son más impulsivos: "hago cosas que sé que me hacen daño. Tomo conductas de riesgo, tomo drogas, me alcoholizo o conduzco con velocidad, como para quitarme o anestesiarme esa sensación que estoy teniendo en un momento dado", explica.

En los adultos sucede lo mismo, el no tener trabajo, ese carro último modelo, el no alcanzar las metas trazadas como profesionista, todo eso, se convierte en frustración.

A partir de su experiencia de más de 20 años como psiquiatra, Alejandro Caballero Romo, del Instituto Nacional de Psiquiatría de la Secretaría de Salud, advierte que el ser humano es cíclico en muchos de sus aspectos sobre todo en los conductuales, y los deseos de fin de año, es una muestra de ello.

"Se termina un ciclo y se desea la renovación, pero desde el punto de vista de la salud mental, muchas veces ese término de ciclo implica terminar con otro tipo de cuestiones en la vida, y en muchas ocasiones hay depresión o angustia de manera inconsciente que no le permite al individuo comenzar un supuesto nuevo ciclo de manera tan brusca como pretende", explica.

Esa -dice- es la manera en que podemos entender la frustración, aunque no a todos los que no cumplen con sus deseos de Año Nuevo le sucede así, es muy probable que no están preparados emocionalmente para llevar a cabo ese cambio tan brusco.

Tenemos que entender que los cambios en la vida no son realmente por ciclos de tiempo o de otro tipo, sino más bien son un trabajo continuo, y que no importa tanto que sea el 31 de diciembre o el primero de enero.

"El sol sigue siendo el mismo, simplemente es otro día en la vida del individuo donde puede haber un cambio, pero lo mismo daría un primero de marzo, de abril o noviembre, no sería esa la postura, sino más bien integrar una evolución emocional que permita a la persona los grandes cambios que la persona espera", considera el especialista.

El psiquiatra Ricardo Gallardo, asegura que un paciente que es obsesivo se va a cuestionar constantemente lo que hace bien o lo que hace mal. Entonces el peor juez de un paciente obsesivo es él mismo, sino obtiene los beneficios que él quería. Sí él tuvo en su examen nueve y él quería diez por la misma exigencia de él, entonces se va a sentir frustrado.

Otras gentes son levitativas y entonces le dan la vuelta a las situaciones a las que se comprometieron.

En época invernal, reconoce, se da más la depresión que es originada por la frustración de que estoy solo; los logros que quería no lo voy a poder alcanzar, no tengo familia, no tengo empleo y la gente se va deprimiendo.

Y entonces, dice, mi fantasía es: "voy a cambiar el año que entra", pero como eso significa un esfuerzo "ya cuando llega ya no lo quieren hacer y quiero algo más facilito y entonces me comienzo a frustrar. Al final de cuentas sigo subiendo de peso, no me comprometo a llegar temprano a mi trabajo eso va generando frustración y enojo".

Mujeres se deprimen más

La depresión no es una moda, constituye un severo problema de salud pública que hoy por hoy afecta entre 12 y 20 % a personas adultas, es decir, entre 18 y 65 años. Autoestima baja, estrés crónico, problemas económicos, salario menor, falta de una pareja o un trabajo insatisfactorio son algunas de las razones de la larga lista en la que impera la ansiedad y tristeza extrema. Actualmente, según el estudio 'Costo Social de los Trastornos Mentales' de Pro Voz Salud Mental, -un grupo de asociaciones no gubernamentales- realizado a 4 mil 048 trabajadores del sector salud durante dos años, arroja que las mujeres sufren casi el doble de depresión (14.4 %), en comparación con los hombres (8.9 %). También, las personas que han sufrido depresión mayor alguna vez en su vida, la presentan por períodos mayores a dos semanas, en una edad aproximada de 24 años, con síntomas como estado de ánimo triste o irritable, sin interés alguno, aumento o disminución de apetito, insomnio o hipersomnio (cuando se duerme de más), sensación de debilidad física, sentirse inútil o culpable y pensamientos de suicidio, entre otros. La parte más peligrosa de la depresión se da cuando se abre una puerta hacia el vacío. La depresión es una de las causas más frecuentes de suicidio y pocas personas logran identificar las etapas de este trastorno emocional.

La Organización Mundial de la Salud OMS establece que a diario se registran 3 mil intentos de suicidios, y aunque en México aún no hay estadísticas claras, la Secretaría de Salud estima que cada año hay hasta 14 mil intentos, sin considerar a los consumados. Uno de cada 10 intentos es concluido, lo que coloca a México en el noveno país de muertes autoinfligidas, de una lista de 53 aproximadamente. Según la OMS, sólo un escaso número de suicidios se producen sin aviso. La mayoría de los suicidas dan avisos evidentes de sus intenciones. Por consiguiente, deben tomarse en serio todas las amenazas de autolesión.


Via elsiglodetorreon.com.mx

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