Un estudio realizado por el Observatorio de la Nutrición Infantil concluye que, para la mitad de los padres españoles, la hora de la comida es un mal trago, ya que sus hijos rechazan la fruta, la verdura, las legumbres y los pescados.
Para el estudio se contó con la participación de más de 900 familias de diferentes lugares de España, con hijos de entre uno y diez años.
Cesión a los caprichos
Según el doctor Luis Ros, la alimentación de uno de cada tres niños es muy poco variada, y tan sólo la mitad llega a comer los alimentos más saludables.
La clave para este médico, que es jefe de la Unidad de Gastroenterología y Nutrición Infantil del Hospital Miguel Servet de Zaragoza, es que finalmente los padres, evitando el enfrentamiento, acaban cediendo a los caprichos de sus hijos y sólo les ofrecen lo que se van a comer. De esta manera, resulta en una nutrición deficiente.
Esta cesión a los antojos del niño, muchas veces justificada por la idea falsa de que el tiempo lo cambia todo, es, para el psicólogo infantil Luis Torres, autor de Aprendiendo a enseñar. Estrategias sencillas para educar, una trampa: “cuando la conducta de los padres es ceder a los antojos del niño, se favorece que el comportamiento tienda a perpetuarse”.
Las normas son importantes a la hora de limitar los caprichos de los hijos, pero para que se cumplan no basta con repetirlas. La firmeza debe ir acompañada de evitar que el niño se salga con la suya, esto es, que logre ser “el centro de atención”. Para ello, es aconsejable “restar importancia”, a la comida, como dice Torres. También es útil retirarle el plato pasado un tiempo límite, sin mostrar enfado.
Por supueso, fomentar el cumplimiento de un horario y la práctica de comer sin televisión ni videojuegos, así como prohibir la selección de alimentos, son actuaciones muy eficaces para lograr que los hijos coman bien.
La mala alimentación puede dar lugar a trastornos físicos y psíquicos en el desarrollo de los niños, precisamente en una etapa en la que la alimentación es más importante. Resultan en un bajo rendimiento escolar y en trastornos como la obesidad, la bulimia o la anorexia.
Fuente vivaconsalud
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