Prevenir la demencia senil
viernes, 29 de octubre de 2010
Ejercitar la mente no sólo mantiene el cerebro en forma, sino que frena el proceso de pérdida de facultades propio de la edad
El deterioro cognitivo leve, más conocido como demencia senil, es un problema común al 16% de la población mayor de 70 años. Los afectados sufren pequeñas pérdidas de memoria, trabas con el lenguaje y, en general, mayor dificultad para razonar. El escaso diagnóstico clínico se debe a que, a menudo, se excusa el trastorno por la edad. No obstante, los datos señalan que el 50% de las personas diagnosticadas desarrollan Alzheimer durante los siguientes cinco años. Además, los resultados de los últimos estudios revelan que para mantener el cerebro en forma hay que ejercitarlo y que algunas vitaminas tienen un papel relevante en la prevención del deterioro cognitivo.
Médicos y científicos de todo el mundo lo recuerdan: la mejor forma de mantener el cerebro en perfecto rendimiento es utilizarlo. La mente necesita entrenamiento y conviene ejercitarla. Leer, hacer pasatiempos, realizar juegos de memoria y mantener una vida social activa. Esta relación entre el ejercicio del cerebro y su correcto funcionamiento es de vital importancia en personas de edad avanzada, ya que puede resultar clave para combatir el deterioro cognitivo leve y, en algunos casos, la enfermedad de Alzheimer.
Estudios recientes aseguran que entrenar la mente mantiene el cerebro en forma y, al mismo tiempo, evita su deterioro, es decir, frena el proceso de pérdida de facultades propio del envejecimiento.
Sudokus para prevenir el Alzheimer
Aunque aún se desconoce la razón de este fenómeno, una nueva línea de investigación parece desvelar en parte el enigma. En un estudio llevado a cabo por científicos del Instituto Cajal (Madrid), publicado en la revista de neurobiología "Neuron", se ha detectado que una proteína conocida como IGF-1 (Insuline-like growth factor-1) desempeña un papel fundamental en el mantenimiento del cerebro. Es un péptido que actúa como una hormona: excita y promueve el desarrollo cerebral de las zonas que más se utilizan.
Al leer, escribir, relacionarse con el entorno o hacer sudokus, el cerebro capta esta hormona del torrente sanguíneo y, de manera automática, las neuronas empiezan un proceso de autoprotección, supervivencia y desarrollo que garantiza el funcionamiento adecuado de la mente. Los investigadores señalan que IGF-1 es una proteína común a casi toda la escala evolutiva animal y, en numerosas especies, juega un papel crucial en el desarrollo del organismo, su renovación y el envejecimiento.
Para comprobar los efectos de esta hormona, los investigadores utilizaron ratones de laboratorio como modelo experimental y comprobaron sus respuestas neuronales después de tocarles un bigote. Confirmaron que tras estimular éste y desarrollarse la actividad neuronal correspondiente, las neuronas excitadas captaban automáticamente la hormona presente en sangre. En cambio, si se bloqueaba la actividad neuronal y después se tocaba un bigote al ratón, las neuronas no se excitaban y, por tanto, no captaban la hormona del torrente sanguíneo.
El mecanismo molecular de este proceso es complejo, pero se explica por la presencia de otros péptidos que acompañan a la hormona, los cuales evitan que se una a su receptor, es decir, la inactivan. Por este motivo, la IGF-1 sólo se activará si hay una estimulación neuronal que provoque la separación de la hormona y los otros péptidos protectores. De este modo, el cerebro garantiza la supervivencia de las zonas más utilizadas y, a su vez, permite el deterioro de las zonas menos excitadas. Para mantener el cerebro en rendimiento óptimo hay que estimularlo. Así se garantiza que la hormona llegue de forma correcta a las neuronas.
Vitaminas en la prevención del deterioro cognitivo
Un estudio realizado en la Universidad de Oxford y publicado en la revista "PLoS One" (Public Library of Sciences One) demuestra que el consumo de elevadas dosis de vitamina B6 reduce a la mitad la velocidad de avance del deterioro cognitivo leve (DCL). Éste es un descubrimiento importante y beneficioso, sobre todo, para personas de edad avanzada con problemas leves de memoria, ya que el DCL es un factor de riesgo del Alzheimer. Los investigadores trabajaron con 217 voluntarios mayores de 70 años con problemas de memoria y DCL.
Para el estudio, dividieron de forma aleatoria y mediante técnicas de doble ciego a los voluntarios en dos grupos. A los componentes del primero se les administraron unas píldoras denominadas Trio Be Plus, que contenían altas dosis de vitamina B6, vitamina B12 y ácido fólico. Al segundo grupo se le administró placebo. El tratamiento duró 24 meses y los resultados demostraron que las personas tratadas con las píldoras Trio Be Plus reducían a la mitad la tasa de disminución del volumen de su cerebro, propia del DCL.
Para determinar estos resultados, se utilizaron imágenes de resonancia magnética nuclear y un test cognitivo al finalizar el periodo de tratamiento. En el cuestionario también se comprobó una correlación entre una mayor velocidad de reducción del volumen cerebral y una puntuación inferior en la prueba. Aunque no todos los voluntarios terminaron el tratamiento, no se detectaron diferencias significativas entre los efectos secundarios del grupo placebo y el grupo tratado.
VITAMINA B6 Estudios realizados con anterioridad ya relacionaban la vitamina B6 con los niveles plasmáticos de un aminoácido conocido como homocisteína. Esta vitamina es un controlador de la concentración del aminoácido en sangre. Cuando está en concentraciones elevadas, se considera un factor de riesgo del Alzheimer, de modo que una deficiencia de B6 en la dieta podría estar relacionada con el riesgo de padecer la enfermedad. Por otro lado, una revisión de varios estudios publicada por la Colaboración Cochrane Plus apunta que la vitamina B6, además de estar relacionada con el DCL y el Alzheimer, podría jugar un papel clave en otras patologías neuropsiquiátricas como migrañas, convulsiones, dolor crónico y depresión. Son unos resultados relevantes, si se tiene en cuenta que los estudios epidemiológicos apuntan que en las dietas de los ancianos, en general, hay déficit de vitamina B6.
* Autor: Por TERESA ROMANILLOS
Fuente consumer.es
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