Nadar en piscinas aumenta el riesgo de asma infantil

jueves, 11 de noviembre de 2010


Las piscinas aumentan el riesgo de asma en niño

Llevar a los bebés a clases de natación está de moda, ¿pero puede el cloro de las piscinas afectar a su salud? Varios estudios recientes responden de forma diferente a esta pregunta.

Uno de los más recientes, llevado a cabo por el Centro de Investigación en Epidemiología Ambiental (CREAL) y la Universidad de Bristol (Gran Bretaña), sostiene que la natación en los niños podría mejorar la función pulmonar, disminuyendo incluso el riesgo de padecer síntomas de asma y alergias (como sibilancias, fiebre del heno o eczemas). Los responsables de la investigación han evaluado la salud pulmonar de más de 5.700 niños desde su nacimiento hasta los 10 años y no han encontrado diferencias relevantes respecto al índice de niños que han sufrido asma y nadan habitualmente y los que no

En cambio, según un informe publicado en European Journal Respiratory esta práctica aumenta el riesgo de sufrir bronquiolitis, una infección aguda de las vías respiratorias que suele afectar a niños de entre 2 y 24 meses. Pero esto no es todo: las posibilidades de padecer asma y alergias respiratorias años después fueron mayores entre los que sufrieron bronquiolitis y nadaron durante su primera infancia. Los responsables del informe revisaron el historial clínico de 430 niños belgas de entre 5 y 6 años, teniendo en cuenta si hicieron natación o no durante sus primeros meses de vida.

¿Por qué nadar en la piscina puede perjudicar a los niños? Una de las explicaciones más convincentes para los investigadores de este segundo estudio es que las vías aéreas de los pequeños nadadores se hacen más sensibles a las infecciones debido a los efectos irritantes del cloro usado para desinfectar el agua de estos recintos.

Cuando están sumergidos los recién nacidos bloquean de forma natural las vías respiratorias para que no les entre agua. Es un acto reflejo que pierden a los seis meses pero que, según los investigadores, no les impide que pequeñas cantidades de agua clorada se depositen en el tracto respiratorio alto, pasando a los pulmones cuando salen a la superficie y respiran.

Teniendo en cuenta estos hallazgos previos, los autores de la investigación de CREAL recomiendan seguir estudiando si el cloro y las sustancias desinfectantes que genera pueden provocar efectos adversos, sobre todo en las personas que pasan muchas horas en las piscinas.

En cualquier caso Cristina Villanueva, una de las responsables del informe, recomienda "controlar y reducir los niveles de compuestos químicos derivados de la desinfección del agua de las piscinas, para asegurar que éstos se mantienen bajo unos límites seguros y aumentar así los beneficios que aporta la natación".

Fuentes: noscuidamos.com

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