Linfedema: principal secuela de la cirugía del cáncer de mama
Una de cada cuatro mujeres con cáncer de mama desarrollará tras la operación quirúrgica un linfedema, es decir, una hinchazón del brazo que afecta enormemente a la calidad de vida de las pacientes y a sus actividades cotidianas.
El linfedema o edema linfático es el aumento de volumen de una o varias partes del cuerpo, principalmente afecta al brazo, ocasionado por la acumulación de líquido tisular (linfa) que se encuentra entre la piel y el plano muscular. Se debe al mal funcionamiento del sistema linfático y, en muchos casos, se desarrolla tras una intervención para extirpar un tumor en la zona mamaria, en la que se suprime, además, un determinado número de ganglios axilares.
Entre sus síntomas destacan sensación de pesadez en el miembro afectado, percepción de piel tirante, aumento de volumen, menor movimiento o flexibilidad en mano o muñeca. Además, puede suponer una pérdida de funcionalidad en la extremidad afectada y complicarse con procesos infecciosos. Dentro del linfedema se pueden distinguir el primario, aquel de aparición espontánea o a partir de un desencadenante; y, por otra parte, el secundario, causado por la obstrucción o interrupción del sistema linfático.
En la mayoría de los casos, el linfedema aparece tras la cirugía de cáncer de mama. Su incidencia varía, según los estudios, del 5 por ciento al 54 por ciento, siendo los factores de riesgo más relevantes el número de ganglios linfáticos extirpados y la radioterapia, según datos de la Sociedad Española de Rehabilitación y Medicina Física. En concreto, se calcula que una de cada cuatro mujeres con cáncer de mama desarrollará un linfedema.
El linfedema puede producirse inmediatamente, meses o años tras la cirugía. Lo más frecuente (75 por ciento de los casos) es que aparezca entre los seis meses y dos años posteriores a la operación. Una vez que hace su aparición, se convierte en una complicación crónica; de ahí la importancia de comenzar con las medidas preventivas inmediatamente después de la intervención quirúrgica. Además, este trastorno supone un importante obstáculo para el desarrollo de determinadas actividades cotidianas, en el ámbito laboral y social.
Medias preventivas y tratamiento
Este trastorno supone un importante obstáculo para el desarrollo de determinadas actividades cotidianas, en el ámbito laboral y social. De ahí que “se deban fomentar la conciencia a nivel sanitario y social de la problemática del linfedema mediante la comunicación de la necesidad de realizar prevención”, subraya María Antonia Gimón, presidenta de la Federación Española de Cáncer de mama (FECMA).
La herramienta más importante para prevenir el linfedema es aplicar la denominada técnica del “ganglio centinela”, que consiste en analizar un único ganglio axilar que será el que determine si puede haber o no otros ganglios afectados. De esta forma se evita la extirpación indiscriminada de los ganglios de la zona y, por tanto, las consecuentes secuelas.
Una vez llevada a cabo la operación, el tratamiento indicado para el linfedema incluye el denominado 'drenaje linfático manual', técnica específica de fisioterapia que requiere de un profesional con entrenamiento y formación específicos. Según el Colegio Profesional de Fisioterapeutas de la Comunidad de Madrid, consiste en llevar a cabo una serie de medidas higiénico sanitarias (cuidados de la piel, ejercicios, pautas para las actividades diarias) con el fin de minimizar la aparición del linfedema en pacientes de riesgo.
Además, las pacientes operadas de cáncer de mama deben "realizar un programa de ejercicios de movilidad del brazo, para evitar que se produzcan complicaciones", además de someterse a un seguimiento regular, por parte de un fisioterapeuta, para que pueda educarla en unos hábitos adecuados.
Necesidades en el SNS
La prevención del linfedema, la práctica de la técnica del ganglio centinela y el apoyo psicológico a las pacientes con cáncer de mama deben de constituir una prioridad en las Unidades de Patología de la Mama del Sistema Nacional de Salud. En opinión de María Antonia Gimón, presidenta de la Federación Española de Cáncer de mama (FECMA), “las prestaciones sanitarias deben garantizar una asistencia integral y continuada a la paciente como consecuencia de un trabajo multidisciplinar y la realidad es que, a día de hoy, a pesar de los avances experimentados se deben completar los recursos necesarios para el tratamiento del Linfedema.
Esta es también la principal conclusión del estudio “Linfedema: prevención y calidad de vida” que ha llevado a cabo FECMA, con la colaboración de la compañía biomédica Pfizer. El estudio, en el que han participado profesionales de 218 hospitales españoles y mujeres de 11 asociaciones de pacientes de cáncer de mama, muestra, por primera vez una radiografía de la realidad del linfedema en la red de hospitales del Sistema Nacional de Salud “desde las aportaciones de profesionales sanitarios y personas afectadas de cáncer de mama”, explica María Antonia Gimón. Pero, además, propone acciones para mejorar la calidad asistencial en materia de prevención y tratamiento del linfedema, en colaboración con los organismos responsables.
De hecho, el 64% de los profesionales sanitarios que han participado en el estudio, aseguran que en su centro hospitalario sí que se practica la técnica del ganglio centinela. Sin embargo, el estudio muestra carencias en los servicios de rehabilitación y psicología en los centros sanitarios pertenecientes al Sistema Nacional de Salud, “de ahí que el tratamiento rehabilitador de manera precoz y continuada deba constituir una prioridad en estas pacientes a fin de garantizar una mejora en su calidad de vida”, explica la presidenta de FECMA.
Y es que, el hecho de que la mujer afectada tenga que recurrir a servicios externos a los prestados por el SNS supone unos gastos económicos complementarios a todos los que comporta el cáncer de mama, con el agravante de que la mayoría de afectadas se encuentra en una situación de inactividad laboral. La solución a este problema pasa, según María Antonia Gimón, por la incorporación de profesionales especialistas en linfedema en los servicios de rehabilitación de los hospitales públicos y por la ampliación del número de sesiones y duración de los tratamientos adecuándose a la cronicidad de esta patología, en especial el drenaje linfático”.
Información y soporte psicológico
Junto a la rehabilitación, cuando existe un linfedema, la otra gran necesidad de las pacientes con cáncer de mama es el apoyo psicológico, aspecto que según las conclusiones del estudio, tampoco cuenta con una cobertura suficiente ni para las propias enfermas ni para sus familiares. De hecho, es un tema sobre el que los especialistas tienen escasa información: “el 21 por ciento de los profesionales no sabe si se ofrece esta terapia a las pacientes y el 29 por ciento desconoce si se presta a los familiares directos”, subraya Maria Antonia Gimón.
Por ello, desde la Federación Española de Cáncer de Mama se solicita un servicio de atención psicológica desde el mismo momento en que se comunica el diagnóstico del cáncer de mama y a lo largo de todo el proceso de su enfermedad. De hecho, en muchas ocasiones son las propias asociaciones de pacientes las que cubren esa necesidad. Asimismo, el estudio revela dificultades en el canal de comunicación médico-paciente. Como reacción a esta situación deficitaria, desde esta Federación se establece que la información debe darse desde el ámbito sanitario por parte de profesionales bien formados.
En cuanto a la recepción de la información respecto al posible desarrollo del linfedema, su prevención y tratamiento, “ésta debería llevarse a cabo durante las continuas visitas previas a la intervención que se realizan al cirujano o en el post-operatorio”, puntualiza la presidenta de este colectivo, quien además subraya que “el estudio pone de relieve cómo algunas mujeres afectadas plantean el desconocimiento de la existencia del linfedema tanto a nivel sanitario como social, lo que obstaculiza su atención normalizada”.
Por otro lado, la información práctica basada en la vivencia del cáncer de mama y del linfedema llega también de la mano de las asociaciones de mujeres con cáncer de mama. Éstas intentan cubrir las necesidades que van presentando estas personas a lo largo del proceso de su enfermedad y su recuperación en el ámbito emocional y asistencial con una importante labor socializadora. Pero también el SNS debería cubrir esta necesidad.
Fuente saludalia.com
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