La adicción que generan los dulces se cuentan entre las más peligrosas para la salud. El azúcar que traen los alimentos y bebidas de contenido excesivamente dulce no solo se traduce como peso adicional, sino que también puede llevar a enfermedades crónicas como la diabetes. Las gaseosas se caracterizan por tener una cantidad de azúcar que supera con creces a la de cualquier otro alimento sólido o líquido.
Entre los componentes químicos que se incluyen en las gaseosas tradicionales se cuentan la cafeína, agua carbonatada, un sinnúmero de saborizantes y conservantes y cantidades ingentes de azúcar. La presencia de las gaseosas tanto en escuelas como en la mesa familiar con los años parece ir en aumento. Los casos de obesidad infantil y problemas de salud relacionados con una alta ingesta de azúcar refinada en la dieta son uno de los signos negativos de la introducción del consumo de gaseosas a gran escala.
Otro de los grandes problemas relacionados al consumo de gaseosas en personas de todas las edades (aunque se da especialmente en los niños en edad escolar) es la aparición de caries. La cantidad de azúcar presente en las gaseosas comunes junto al elevado nivel de acidez de estas bebidas crea las condiciones ideales para la proliferación de bacterias y microorganismos en la boca. El consumo excesivo de azúcar en la dieta, por lo demás, también está asociado a algunos trastornos cada vez más comunes en las poblaciones juveniles (como el trastorno conocido por el nombre de déficit general de la atención).
Vale destacar que la alternativa de gaseosas sin azúcar que existen en la actualidad (dietéticas o “light”) no son mejores que las comunes. Los agentes químicos y saborizantes presentes en estas bebidas pueden tener consecuencias negativas tan grandes como las que generan las gaseosas tradicionales.
Fuente blogdefarmacia.
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