Existen aproximadamente veinte tipos diferentes de endorfinas que se distribuyen por todo el organismo. Algunas se encargan de que exista comunicación entre las neuronas y se localizan en la glándula pituitaria.
Las endorfinas provocan situaciones satisfactorias, producen una fuerte analgesia y estimulan los centros de placer del cerebro, contribuyendo a disminuir las sensaciones de dolor, ya que actúan como analgésicos, y a eliminar el malestar.
En respuesta a múltiples sensaciones, el cuerpo produce endorfinas, sensaciones tales como el dolor y el estrés, también influye en la liberación de hormonas sexuales, en el apetito, y en el fortalecimiento del sistema inmunitario. Cuando sentimos placer, estas hormonas se multiplican y envían mensajes al cerebro, a los linfocitos, y a otras células de defensa.
Como ya dijimos, cuando se realizan acciones placenteras, las endorfinas se multiplican y mejoran el estado de ánimo de la personas y la actitud, como por ejemplo, se genera una sensación de bienestar y vitalidad a la hora de realizar ejercicio físico; también con las caricias, abrazos, besos, y las relaciones sexuales y la risa, que influye en el sistema inmunitario y en el cerebro.
Al entrar en contacto con la naturaleza, también se producen endorfinas, ya que aporta energía y buen humor, también al practicar yoga o ejercicios de relajación, también acciones que producen grandes dosis de bienestar, como el masaje, tanto como escuchar música melódica, con la que se produce una gran relajación muscular, entre otras acciones.
Fuente: blogdefarmacia.com
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