Las imprudencias y los pequeños accidentes están detrás de la mayoría de las lesiones relacionadas con actividades deportivas de ocio
Según la Sociedad Española de Cirugía Ortopédica y Traumatología (SECOT), las lesiones en deportistas son más habituales entre aficionados que entre los que se dedican a ello de forma profesional. El motivo estriba en que la mayoría de los afectados practican distintas disciplinas sin que su organismo esté preparado para ello.
La mayoría se producen en fines de semana o vacaciones. En este artículo se describen algunas de las lesiones más frecuentes que sufren los deportistas aficionados, sobre todo corredores, y qué situaciones hay que tener en cuenta para prevenirlas. También se abordan las lesiones provocadas por zambullidas imprudentes y cómo actuar ante un accidente de estas caracerísticas.
Lesiones en el deportista aficionado
En España, las actividades deportivas han sufrido un auge en los últimos años, que se incrementa con la llegada del buen tiempo. Según la Encuesta de Hábitos Deportivos en España del año 2010, llevada a cabo por el Centro Superior de Deportes y el Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS), alrededor de 16 millones de personas entre los 15 y los 75 años practican algún deporte.
Pero ello comporta problemas añadidos: contracturas musculares, roturas de fibras musculares, esguinces, lesiones de menisco y de los ligamentos cruzados, tendinitis y calambres.
Así, las imprudencias y los accidentes en el deportista aficionado pueden provocar un sinfín de lesiones de distinta gravedad. Incluso, en algunos casos se hace necesaria una intervención quirúrgica, un largo periodo de recuperación o una baja laboral.
Lesiones en el corredor aficionado
Una de las actividades más populares en los últimos años es correr. Sus adeptos esgrimen que es debido, sobre todo, por su sencillez, por no estar sujeto a un horario fijo y por ser económico. Pero, a pesar de ser un deporte con el que todo el mundo se atreve, no está de más tener en cuenta ciertas consideraciones.
Según el "Estudio Epidemiológico de las Lesiones en el Deporte de Ocio", realizado por el Instituto de Prevención, Salud y Medio Ambiente de la Fundación Mapfre en colaboración con el Laboratorio de Biomecánica de la Universidad Politécnica de Madrid, cuanto más alto es el nivel del deportista, más horas dedica a entrenar. No obstante, en los últimos años, se ha incrementado la tasa de practicantes aficionados que entrenan mucho tiempo sin tener un nivel técnico adecuado.
Los resultados de este trabajo, con una muestra de más de 400 corredores aficionados, mostraron que son los hombres, de más de 35 años, los que más se lesionan en plena carrera. Por otro lado, el estudio ha demostrado que las mujeres tienen la mitad de riesgo de lesionarse que los hombres. Entre los lesionados, el porcentaje de quienes practican con intención de solo entrenar (27,1%) o para competir (17,7%) es mayor que los del grupo de control -no lesionados- (con un 15,2% y 5,7%, respectivamente), y en el género femenino esta tendencia se mantiene.
Hay otros factores implicados en la probabilidad de sufrir una lesión: el riesgo es mayor (1,9 veces) cuando se corre más de una hora por sesión y cuando la distancia recorrida a la semana supera los 50 km (2,8 veces). También aumenta el peligro si se practica este deporte desde hace más de cinco años (59,7% de los lesionados) y si se hace al aire libre (27%).
Las lesiones se localizan en piernas (30,6%), rodillas (28,2%) y pies (12,6%). Las del pie se producen en mayor proporción en los más mayores de 35 años y las de la rodilla y el tobillo en los menores de esta edad.
En cuanto a la frecuencia, son las lesiones tendinosas (32,5%) y las musculares (32%) las que encabezan el ranking, seguidas de los esguinces y las lesiones óseas. Los menores de 35 años sufren esguinces en mayor proporción y los mayores, más lesiones musculares y tendinosas. En cuanto a las consecuencias, cerca del 60% de los lesionados en carrera urbana necesitó recuperación y, de estos, el 29,1% precisó hasta 15 días de rehabilitación, el 10,7% entre 16 y 30 días y alrededor del 20% más de un mes.
Lesiones de columna por zambullidas
Otro de los accidentes que preocupa a los especialistas es el ocasionado por zambullidas imprudentes. Según la Federación de Asociaciones de Personas con Discapacidad Física y Orgánica de la Comunidad de Madrid (FAMMA), tirarse al agua de forma imprudente provoca el 15% de las lesiones medulares que se registran cada año en España. Afectan sobre todo a chicos de 15 a 30 años, y en un 90% de los casos los resultados son una tetraplejia o una hemiplejia.
El porcentaje de afectados aumenta cada año, debido a la gran afluencia de público en las zonas de baño y también por el incremento incesante de piscinas privadas. También se amplía el número y la gravedad de accidentes cuando a algunas actividades de ocio se le suma el consumo de alcohol. De hecho, está presente en el 30% y el 50% de los ahogamientos de jóvenes y adultos, y en casi la mitad de las lesiones medulares por chapuzones.
Por este motivo, cada año, los expertos insisten en no lanzarse de cabeza al agua en zonas como ríos, lagos, piscinas, acantilados o, incluso, en la playa, sobre todo, si es difícil determinar la profundidad del agua o si esta no está clara.
Aun así, ante un accidente, es vital seguir unos consejos para evitar que la posible lesión sea irreversible:
Si la víctima corre riesgo de ahogarse, sacarla de inmediato del agua, con sumo cuidado. Hay que tratarla como si hubiera una lesión de columna: no doblar el cuello ni levantar la cabeza ni el cuerpo del accidentado. Inmovilizar con las manos a ambos lados de la cabeza y evitar cualquier movimiento del cuello.
Comprobar la respiración y el pulso. Si es preciso, iniciar las maniobras de recuperación cardiopulmonar, pero sin inclinar la cabeza hacia atrás (evitar la hiperextensión). En lugar de esto, para dejar la vía aérea libre, hay que colocar los dedos en la mandíbula a cada lado de la cabeza y levantar la mandíbula hacia adelante, sin mover cabeza ni cuello.
No voltear al accidentado a menos que esté vomitando o ahogado por agua o sangre. En este caso, para girarla son necesarias dos personas: una se ubica en la parte de la cabeza y la otra a un lado, y se gira como si la cabeza, el cuello y la espalda fueran un solo bloque, sin lateralizar el cuello.
Si la persona está consciente pero el traumatismo ha sido aparatoso, es mejor esperar a que llegue la ayuda médica.
Via .consumer.es
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