Por desgracia, un importante sector de la población sufre algún tipo de dolor crónico (20% de la población mundial según el vídeo). Hay que tener en cuenta que, además del tratamiento médico, farmacológico, fisioterápico y demás, la persona tiene un papel activo fundamental para vencer al dolor.
Los hábitos saludables y el ejercicio son pilares básicos que ayudan a modular y mejorar el dolor crónico, por lo que hay que mejorar la formación y la información en este tema. Un buen ejemplo es el vídeo divulgativo que podéis ver arriba.
El dolor está en el cerebro.
En cinco minutos el vídeo da las claves de cómo y por qué existen mecanismos que pueden bien mejorar o bien perpetuar el dolor crónico. Estos mecanismos dependen de manera directa de las acciones de la persona. Esto es una gran ventaja, pues significa que no estamos desvalidos ante el dolor.
No somos sujetos pasivos, que nos vemos condenados a sufrir un dolor que necesita agentes externos para mejorar, sino que la clave está en que el dolor es una experiencia que se genera por completo en el cerebro, con lo cual tenemos un papel importante en su control.
Ya sea un dolor agudo (el que se produce después de una lesión en los tejidos) o crónico (el que continúa durante meses, incluso después de que los tejidos hayan tenido tiempo de sobra para curarse y recuperarse), la persona puede realizar una serie de acciones para mejorar su situación.
Lo principal es mentalizarse de que en los casos de dolor crónico la lesión en los tejidos tiene un papel secundario. No es el problema real que desencadena y perpetúa los mecanismos del dolor mantenido. Sin embargo, el cerebro sí que está hiperexcitado, generando contínuamente dolor de cierta intensidad.
Al existir dolor crónico, muchas personas piensan que algo tiene que estar mal en los tejidos para tener ese dolor tan intenso. Lo cierto es que factores culturales, biológicos, sociales, psicológicos, el entorno, etc. Influyen en que el cerebro y el sistema nervioso actúen con demasiada sensibilidad, informando de mayor dolor que el que corresponde a la situación de los tejidos.
Vías para vencer al dolor crónico.
El tratamiento médico y farmacológico lógicamente ayuda, así como fisioterapia y otras intervenciones sanitarias, pero solo durante un tiempo determinado. Se necesita re-entrenar el cerebro para conseguir la mejora.
Pensamiento y emociones: Como digo, el dolor viene del cerebro. Estrés, ansiedad, creencias y pensamientos negativos, bajo estado de ánimo... Factores psicológicos pueden influir negativamente y aumentar la percepción de dolor, por lo que el bienestar emocional es clave para mejorar el dolor.
Alimentación y estilo de vida: Hábitos saludables ayudan a reducir la percepción de dolor. Por el contrario, hábitos tóxicos (drogas, tabaco, estrés, prisas, descanso inadecuado...) contribuyen a aumentar la sensibilidad al dolor.
Historia personal: Explorar los mecanismos que influyeron en la aparición y empeoramiento del dolor.
Ejercicio físico: Es una parte muy importante que ayuda a mejorar la autonomía y la percepción de bienestar.
Será necesaria una intervención multidisciplinar para el correcto tratamiento del dolor crónico, pero sin duda la parte más importante es conseguir concienciar a la persona de perder el miedo a hacer ejercicio (adaptado, progresivo...) y cambiar su estilo de vida por otro más saludable, que propicie el alivio del dolor.
Conocer que el dolor está en el cerebro y el camino a recorrer para aliviarlo es un paso muy importante para vencer al dolor crónico. El estilo de vida saludable y el ejercicio, sin duda, son los mejores remedios para conseguir un alivio duradero.
Via vitonica.com
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario