El tomar todos los alimentos crudos es una tendencia que se ha ido poniendo de moda en algunos sitios, como por ejemplo Estados Unidos. Hay quien lo lleva todo al extremo, con dietas que podrían acabar provocando carencias nutricionales, pero sí es cierto que en muchos casos consumir de esta forma los alimentos tendrá una serie de ventajas que quizá no conocías. De hecho, la Organización Mundial de la Salud recomienda tomar cinco alimentos crudos al día, y merece la pena conocer la causa.
Por una parte y ante todo, hay que decir que ciertos alimentos no pueden tomarse crudos sin poner en riesgo la salud, como podrían ser la carne o los huevos. Sin embargo, en muchos otros casos podremos elegir, y a menudo no cocinar los alimentos supondrá no sólo mayor comodidad, sino ciertos beneficios:
Nutrientes perdidos durante la cocción: ciertos nutrientes se pierden debido a las altas temperaturas. Las verduras son un buen ejemplo de ello (constituyen uno de los alimentos más perjudicados por la cocción), perdiendo vitaminas B, C y E en una proporción importante, y quedando los minerales en el líquido de cocción.
Conservación del sabor: además de mantener mejor los nutrientes, reforzando por ello en mayor medida el sistema inmunitario, evitar cocinar algunos alimentos suele hacer que conserven mejor su sabor original.
La idea es introducir algo sin cocinar al menos en cada comida. En muchas ocasiones los alimentos crudos ya se consumen de forma habitual, como por ejemplo en la ensalada con las hortalizas o el aceite de oliva. También es un buen ejemplo la fruta, aunque hay muchos otros. Como he dicho, la verdura debe ser uno de los objetivos a la hora de buscar algo sin cocinar para introducir en las comidas por sus grandes beneficios, aunque hay excepciones y no todas pueden tomarse de esta forma. También hay a quien no les sientan bien por ser ricas en celulosa, en cuyo caso puede ser mejor cocinarlas al vapor.
Los frutos secos también tienen muchos beneficios, y son una fuente de proteínas, vitaminas e incluso fibra, pero su valor nutritivo se ve alterado cuando se presentan salados, fritos o tostados, ya que se destruyen las vitaminas o se añaden grandes cantidades de sodio (incluso 40 veces más que crudos). En el caso de legumbres y cereales, la forma de comerlos crudos es haciendo germinar las semillas, con la soja y la alfalfa como germinados comunes. Las patatas, en cambio, es preferible cocinarlas por su contenido de almidón, sustancia que el organismo no puede asimilar adecuadamente.
Por último, hay que hacer especial hincapié en la importancia que tiene la manipulación de los alimentos en estos casos, cuando van a tomarse crudos. Es determinante lavarlos adecuadamente, que nuestras manos estén también limpias, y desechar las hojas exteriores en ciertas verduras.
Via sportadictos.com
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