Los alimentos ‘light’ y otras 6 comidas que están dañando tu salud tontamente

lunes, 30 de mayo de 2016

Aunque no se trata de volverse locos y no comerlos nunca más, los expertos recomiendan evitarlos
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Cada vez somos más conscientes de que no debemos pasarnos con los azúcares o las grasas perjudiciales. Está claro que el estilo de vida healthy está de moda: beber zumos verdes, comer superalimentos y mantenerse en forma está más que extendido en la sociedad.

Sin embargo, aunque sepamos que existen algunos alimentos que no son precisamente buenos para la salud, en muchas ocasiones este tipo de comida es la más tentadora y adictiva. Es difícil resistirse a una suculenta hamburguesa, con sus salsas, acompañada de unas crujientes patatas fritas y de un refresco gaseoso.

Aunque no se trata de volverse locos y no comerlos nunca más, los expertos recomiendan que evitemos ciertos alimentos en nuestro día a día.

Imaginemos un caluroso día de verano: abrimos la nevera y sacamos una fría lata de refresco que enseguida se recubre de escarcha. La abrimos y escuchamos ese característico ‘pshhhhh’ que sirve de antesala para la burbujeante y refrescante sensación nos dará el primer trago.

Suena bien, ¿no? Pues es precisamente el primer alimento que debemos tachar de nuestra dieta. Y es que, según explica la dietista-nutricionista de ADDEPA, María Elena Marqués Medina, “los refrescos, pese a su nombre, no son las bebidas más indicadas para refrescarse. No aportan nutrientes de especial interés, pero sí una gran cantidad de azúcar. Una lata contiene alrededor de 35g de azúcar (unas 7 cucharadas)”.

Además, la OMS advierte en su informe sobre el consumo de azúcar que el azúcar no debe superar el 10% de la ingesta total de alimentos diaria. Es más recomienda reducirla al 5%.

“Si tomamos como referencia una dieta estándar de 2000 Kcal diarias, el 10% del aporte supone 200 Kcal de azúcares, lo que traducido a gramos supone 50 al día. Si se quiere reducir la ingesta al 5%, solo se podrían consumir 25g al día. Con una sola lata ya se supera esta recomendación”, continúa la experta.

2. Productos light

No vayamos a pensar que podemos aprovechar la versión light:

La experta indica que: “No contienen azúcar sino edulcorantes y no aportan energía. Sin embargo, su consumo no es recomendable ya que recientes investigaciones apuntan que algunos edulcorantes pueden modificar la flora intestinal desplazando a bacterias beneficiosas y predisponiendo a patologías como la intolerancia a la glucosa o la obesidad”.

En general, cuando se trata de productos light debemos tener en cuenta el refrán de “no es oro todo lo que reluce”. Esta denominación significa, según el Reglamento (CE) No 1924/2006 del Parlamento Europeo y del Consejo, que contiene un 30% de nutrientes menos que su versión normal.

“Si compramos un producto light es necesario que exista el mismo producto en la versión no light y nos permita comparar su contenido energético y nutricional para saber si efectivamente contiene un 30% menos de hidratos de carbono, proteínas, grasas, azúcar… Que tenga, por ejemplo, un 30% menos de calorías no quiere decir que posea pocas. En ocasiones se confunde ‘light’ con cero y no es así”, asegura la dietista-nutricionista, Liliana Cabo García.

3. Bollería industrial

Al exceso de azúcar que contienen estos dulces se le suman los aceites y las grasas de mala calidad.

El hecho de que sean sabrosos, baratos y de prolongada conservación - aclara la Cabo García- ha disparado su consumo y así lo indica una encuesta llevada a cabo por ANIBES (Study on Energy Balance in Spain).

Pero, la realidad es que “son productos que en su composición predominan grasas poco saludables como la de palma, azúcares en cantidades elevadas y sal. Otro problema añadido es que su uso continuado suele desplazar el consumo de otros alimentos más saludables”, afirma la experta.

¿Os podéis imaginas una noche de viernes con el típico plan de peli y sofá sin ese ritual previo de meter el paquete de palomitas en el microondas mientras esperáis esos minutos en los que se puede escuchar como, poco a poco, van estallando y dejando salir ese característico y delicioso olor?

Sin duda, es difícil resistirse a este crujiente manjar. Sin embargo, lo mejor es dejar de comprar el paquete para micro y optar por la opción de hacerlas caseras.

Y es que, según explica el dietista-nutricionista y doctor en biología funcional, Ramón De Cangas: “algunas de las específicas para microondas pueden contener diacetilo, una sustancia química empleada para aportar su sabor y aroma característicos”.

“Algunos estudios han relacionado la exposición prolongada y el consumo elevado de este compuesto a un aumento en el nivel de las proteínas beta-amiloides en el cerebro y con ciertos daños pulmonares como la bronquitis constrictiva” añade De Cangas.

Sin embargo, no todo son malas noticias para los amantes del popcorn time: “Si están elaboradas en casa, aportan una cantidad interesante de hidratos de carbono, vitaminas del grupo B, proteína vegetal, fibra y si son cocinadas sin apenas sal, poco aceite además del de oliva virgen extra, pueden ser una mejor opción”.

5. Comida rápida

Como su propio nombre indica, en poco tiempo puedes conseguir un menú para cuando el hambre aprieta y no has tenido tiempo -o ganas- de cocinar.

Hamburguesas, patatas fritas, nuggets o incluso una inocente ensalada con aspecto saludable pueden ser productos sabrosos y baratos, pero producir estragos en nuestra salud de acuerdo con la Asociación Americana del Corazón.

“La comida rápida, en general, es rica en azúcares simples, harinas refinadas, salsas cargadas de sodio y grasas trans, etc. Su consumo habitual dispara la ingesta calórica y puede favorecer el aumento de la grasa corporal” indica el experto.

Además, “incrementa el riesgo cardiovascular, el de padecer diabetes tipo 2, aumenta la tensión arterial o sufrir dislipemias (elevación del LDL-colesterol y de los triglicéridos). Por tanto es preferible tomarla de forma ocasional”, señala De Cangas.

6. Bebidas energéticas

Un clásico: época de exámenes, largas noches de estudio y cafeína para aguantarlas. Hay quien opta por cafés y hay quien prefiere las bebidas energéticas. Pero debemos ser conscientes de que consumir este tipo de bebidas también entraña sus riesgos.

“Destacan por su contenido en cafeína, compuesto al que la Agencia Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) otorga beneficios en el rendimiento deportivo y en ciertos procesos cognitivos. Sin embargo, estas dosis beneficiosas para algunos, pueden producir efectos adversos tales como insomnio o nerviosismo en otros. Además contienen, en general, cantidades elevadas de azúcar”, indica Liliana Cabo García.

7. Pan blanco

El pan, esponjoso y suave, es perfecto para las tostadas en el desayuno o los sandwiches de media mañana. Sin embargo, quizás deberíamos limitar la ingesta del pan de molde blanco.

Según advierte la experta, Marques Medina: “Se elabora a partir de harinas refinadas de cereales (generalmente trigo), levadura, agua y sal. Estas harinas, al eliminarse la cáscara del cereal, aportan menos fibra, vitaminas y minerales, así que el producto final es menos interesante que el pan integral”.

Además, añade el doctor De Cangas que “tiene un elevado índice glucémico que provoca una rápida subida de los niveles de glucosa en sangre, lo que no es conveniente desde el punto de vista cardiovascular y metabólico”.

Ambos recomiendan mirar bien los ingredientes de los panes integrales. Que aparezcan las palabras “alto en fibra” o su color oscuro no indican que sea integral. Solo podremos estar seguros con aquellos en los que especifique que está elaborado con harina integral.

Via lavanguardia.com

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