"Dejé de tomar azúcar durante dos semanas y esto es lo que me pasó"

lunes, 20 de junio de 2016

Cada vez hay más personas concienciadas respecto de los peligros del azúcar. Una mujer decidió experimentar en su cuerpo los beneficios y perjuicios de no probarlo en 15 días

Piensa por un momento en un paquete de azúcar (1 kg). Parece mucho, pero es la cantidad que ingieres en apenas diez días, unos 100 gramos diarios. Hay demasiados alimentos que, sin que seas consciente, contienen esta dulce sustancia.

La identificamos rápidamente en las bebidas azucaradas, los caramelos o la bollería, pero también está oculta en yogures de sabores, cereales, panes de molde o salsas como el kétchup.

Aunque su sabor haya conquistado los paladares a lo largo de la historia y sea una de las sustancias más consumidas en todo el mundo, lo cierto es que también es una de las más peligrosas para la salud. Proporciona calorías sin aporte nutritivo y su ingesta elevada está vinculada al aumento de peso y a enfermedades cardiovasculares, la obesidad o la diabetes tipo II. Según un estudio publicado en 'The Lancet Diabetes & Endocrinology', realizado por investigadores de la Escuela de Salud Pública de la Universidad de Beijing (China) y la Universidad Queen Mary de Londres, una reducción del 40% del azúcar de los refrescos en el Reino Unido durante cinco años podría prevenir un millón y medio de casos de sobrepeso y obesidad y 300.000 casos de diabetes tipo II.

No más de 12 cucharillas al día

Después de dos décadas de crecimiento ininterrumpido del consumo, la OMS recomienda moderar las tomas de azúcar de manera que no superen el 10% de la ingesta calórica diaria, tanto en niños como en adultos. Para una dieta de 2.000 calorías son unos 50 gramos de azúcar, el equivalente a unas 12 cucharillas de café. La media en Europa occidental ronda los 100 gramos, por lo que la reducción debería de ser de la mitad del consumo medio.

Además, el organismo de la ONU realiza una “recomendación condicional” de una reducción por debajo del 5% (equivalente a unos 25 gramos o seis cucharaditas), porque ofrece beneficios para la salud: menos caries dentales, más facilidad para conciliar el sueño o un peso más equilibrado.

Dos semanas sin azúcar

Fruto de estas reiteradas consignas por parte de las autoridades sanitarias, hay quienes han querido comprobar por sí mismos si su estado de salud mejoraba al reducir la ingesta diaria de azúcar, como Christina Seimenis, quien ha experimentado qué se sentía al no probar nada dulce durante dos semanas. La joven, que ha decidido compartir su historia en la red, narra que decidió “dar el paso para ver qué sensaciones tenía, y a pesar de que consumía muy poco azúcar en mi dieta diaria fui muy optimista al pensar que no pasaría nada”.

Cuando empezó la restricción de azúcar, explica, su piel no estaba bien del todo, ya que siempre tenía pequeñas espinillas que aparecían principalmente en el nacimiento del vello. “Me preguntaba si mi dieta sin azúcar eliminaría esto y me ayudaría a equilibrar mi energía, ya que, en general, tengo problemas con el mantenimiento de un nivel constante de energía en el transcurso de la jornada”.

Durante el primer par de días, “en cierto modo estaba bien, fue un poco difícil, pero no era algo horrible”. Lo más fácil para Seimenis fue suprimir las bebidas azucaradas -la lata típica, de 330 mililitros, de las marcas más consumidas de bebida de cola contiene casi nueve cucharaditas de azúcar (35 gramos)-, y las sustituyó principalmente por agua o bebidas de dieta, aunque sabía que estas bebidas contienen aspartamo –edulcorante no calórico-, que no es mucho más saludable. Y nunca añadía una cucharadita de azúcar al café o al té. Totalmente prohibido.

Los alimentos bajos en grasa

Con el paso de los días, Seimenis iba descubriendo que el azúcar estaba en muchas más cosas de las que ella pensaba, sobre todo en las bautizadas como “bajas en grasa”. Empezaba a tener problemas para evitar el azúcar por completo, ya que la mayoría de los productos envasados contenían azúcar. Al parecer, la única manera de evitarlo realmente era comer solo en casa. Y así lo hizo.

No suprimió los azúcares naturales, como la fructosa, que se encuentra en la fruta. El objetivo de Seimenis era eliminar los alimentos procesados, las cosas no naturales, y lo consiguió en gran parte, aunque tuvo algún pequeño desliz involuntario al consumir azúcares ocultos. Descubrió que en una ensalada de pasta también hay azúcar. Fue su único error.

El resultado: “Me siento más saludable”

Dos semanas después de su experimento la joven asegura que, siendo honesta, “me gustaría decir que soy una persona transformada y toda mi vida ha cambiado, pero no es del todo cierto. Tal vez no estaba comiendo tanto azúcar antes”.

El principal beneficio, asegura, es que se siente más saludable. “No me siento mal por lo que he comido, mientras que antes los alimentos azucarados tenían la capacidad de generarme un gran sentimiento de culpabilidad. Mi estómago no está hinchado, sobre todo porque no he estado añadiendo dulces a lo largo del día”.

Prueba la aventura

En cuanto a los niveles de energía, se siente prácticamente igual. Aunque su piel sí que ha mejorado, no lo ha hecho del todo, pero observa una leve mejoría. “Creo que si hiciera esto durante el tiempo suficiente podría ver una diferencia notable”, añade.

En definitiva, la joven recomienda probar esta aventura sin azúcar para poder demostrarse a sí misma que se puede vivir sin consumir tanto dulce y, al mismo tiempo, iniciarse en una mejor alimentación sin esta adictiva sustancia. No hay que olvidar que el azúcar es incluso más adictivo que la cocaína y la morfina, como ha demostrado un experimento con ratas en el laboratorio del Connecticut College. La mayoría de los roedores elegía el azúcar antes que la cocaína incluso si habían probado sus efectos previamente.

Fuente elconfidencial.com

No hay comentarios:

Publicar un comentario

 

entradas populares