Hongos en los pies: tipos, prevención y tratamientos

martes, 19 de julio de 2016

Con las vacaciones llega el momento de mostrar nuestros pies y calzarnos unas chanclas. En ocasiones nos encontramos con las uñas de los pies amarillentas, pequeñas grietas en la planta pie o entre los dedos... y esto, además de constituir un problema estético puede llegar a afectar a la salud de nuestros pies.
¿Qué tipos de infecciones por hongos pueden aparecer en los pies?

El pie de atleta o tinea pedis es una infección micótica causada por hongos dermatofitos (el más común es Trichophyton rubrum) que pueden propagarse entre los dedos de los pies, la planta y los bordes.

Estos hongos viven en los tejidos muertos del cabello, las uñas y las capas externas de la piel.

La tiña de las uñas (tinea unguium u onicomicosis) es una infección que afecta a la queratina de las uñas, causada por el mismo tipo de hongos que el pie de atleta. Puede dañar parcial o totalmente la uña, afectando hasta la raíz.

Un tercio de las personas que tienen pie de atleta, desarrollan también onicomicosis ya que el hongo se extiende fácilmente si la infección de la piel no es tratada.

¿Por qué se producen?

Los hongos que ocasionan estas infecciones crecen favorablemente en ambientes cálidos y húmedos, por lo que su presencia es más común en verano.

Cuando los pies están húmedos durante mucho tiempo se crea el hábitat ideal para la proliferación de los mismos, como por ejemplo con el uso de zapatos cerrados, que causan sudoración excesiva de los pies.

Otro de los factores que favorece el contagio de hongos en los pies es el uso de instalaciones públicas, como piscinas, vestuarios de gimnasios, suelos de baños públicos, etc.

Son una infección altamente contagiosa que se puede transmitir de unas personas a otras con mucha facilidad, al igual que de unas zonas del pie a otras.

Existen también determinados factores que incrementan el riesgo de desarrollar hongos en las uñas de los pies, como puede ser sufrir un daño previo en ellas o en la piel cercana o padecer diabetes o psoriasis.
¿Qué síntomas presentan?

Los signos y síntomas más comunes del pie de atleta incluyen agrietamiento, descamación, enrojecimiento, picazón y/o sensación de quemazón de la piel de los pies. A veces también aparecen ampollas o pequeñas escamas en la planta del pie, unidas a mal olor.

La onicomicosis se desarrolla lentamente y causa fragilidad, decoloración, engrosamiento y deformación de la uña que puede volverse de color blanco, negro o amarillo. Por lo general, no se siente ningún dolor, sino que el problema es más a nivel estético.

¿Cómo prevenirlos?

Para prevenir los hongos en los pies es importante: usar zapatillas de baño para ducharse en zonas públicas, usar zapatos abiertos o que permitan la transpirabilidad de los pies, una buena higiene diaria con agua y jabón, secado profundo y uso de polvos desodorantes para pies para eliminar el exceso de sudor.

Las principales fuentes de contagio son otras personas con este problema ya que los hongos se transmiten muy fácilmente.

¿Cómo tratarlos?

Se tratan principalmente con antimicóticos tópicos, es decir, con medicamentos en forma de crema, polvo o solución que se aplican directamente sobre la zona afectada.

Normalmente, estos medicamentos contienen principios activos como el clotrimazol, miconazol, tioconazol o tolnaftato, y el tratamiento debe continuar una o dos semanas después de la desaparición de la infección, para evitar recidivas.

Como medida adicional, los pies deben mantenerse siempre limpios y secos, por lo que se deberán lavar con agua y jabón al menos dos veces al día y secar perfectamente (con ayuda de un secador si fuera necesario).

En el 65% de los casos la infección no desaparece por completo, volviendo a aparecer en menos de dos años. En estas recaídas se emplean de nuevo antimicóticos, pero en este caso vía oral.

Es importante seguir el tratamiento prescrito a conciencia, aplicando las dosis necesarias diariamente, así como prolongarlo el tiempo necesario estipulado por el médico, aunque a simple vista no se observe ya la infección.

Además, se suele aplicar en ambos pies, puesto que aunque los síntomas se hayan manifestado solo en uno de ellos, es muy probable que el otro pie también se encuentre infectado.

¿Cómo tratarlos?

Se tratan principalmente con antimicóticos tópicos, es decir, con medicamentos en forma de crema, polvo o solución que se aplican directamente sobre la zona afectada.

Normalmente, estos medicamentos contienen principios activos como el clotrimazol, miconazol, tioconazol o tolnaftato, y el tratamiento debe continuar una o dos semanas después de la desaparición de la infección, para evitar recidivas.

Como medida adicional, los pies deben mantenerse siempre limpios y secos, por lo que se deberán lavar con agua y jabón al menos dos veces al día y secar perfectamente (con ayuda de un secador si fuera necesario).

En el 65% de los casos la infección no desaparece por completo, volviendo a aparecer en menos de dos años. En estas recaídas se emplean de nuevo antimicóticos, pero en este caso vía oral.

Es importante seguir el tratamiento prescrito a conciencia, aplicando las dosis necesarias diariamente, así como prolongarlo el tiempo necesario estipulado por el médico, aunque a simple vista no se observe ya la infección.

Además, se suele aplicar en ambos pies, puesto que aunque los síntomas se hayan manifestado solo en uno de ellos, es muy probable que el otro pie también se encuentre infectado.

Via nutricionsaludybelleza.es

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