La llegada de las fiesta navideñas supone para las personas mayores un cambio de rutinas que puede afectar a su salud física y psicológica. Las relaciones familiares y sociales, así como los hábitos nutricionales, son los aspectos que se ven más afectados por el ritmo navideño. Además, las bajas temperaturas propias de estas fechas también pueden hacer que la salud se resienta.
Por lo que respecta a la nutrición, la variación de frecuencia y cantidad de comidas durante este período afecta a todas las personas, pero especialmente a las de edad avanzada ya que, tal y como apunta David Curto, jefe de Gestión Asistencial de Sanitas Mayores “los mayores suelen verse más afectados debido a un proceso digestivo más pesado y lento, así como a la interferencia con otras dolencias propias de la edad. También porque hablamos de comidas copiosas, con abundancia de grasas y con una elevada mezcla de hidratos y proteínas”.
Para evitar posibles problemas de salud, el Dr. Curto recomienda que las comidas para los mayores en estas fiestas “sean equilibradas, variadas y gastronómicamente apetecibles. De esta forma podrán disfrutar sin que una mala digestión les arruine la velada”.
Este experto destaca también que el aporte calórico extra contribuye de manera positiva a la prevención de problemas de salud asociados al frío, como afecciones cardiovasculares, respiratorias y reumatológicas. Otras recomendaciones son aumentar la frecuencia del lavado de manos; proteger a los mayores de los cambios bruscos de temperatura; ventilar los espacios concurridos y utilizar prendas de abrigo adaptadas.
También hay que tener en cuenta el componente social y de ocio que suponen las Navidad. En este sentido, en estas fechas son muchos los mayores que pueden experimentar soledad y los recuerdos de épocas pasadas pueden afectar a su estado de ánimo, en especial en el caso de haber experimentado la pérdida de seres queridos. Para evitarlo, “es esencial implicar al mayor en las fiestas de Navidad, hacerle partícipe de las actividades y que estén y jueguen con los más pequeños, ya que no sólo se potencia el estado de ánimo positivo, sino que también se refuerza la estimulación cognitiva”, recomienda el jefe de Gestión Asistencial de Sanitas Mayores.
La Navidad supone también es una buena ocasión para disfrutar del ocio y del ambiente que hay en la calle y favorecer la socialización de los mayores. Eso sí, hay que tener presente que las aglomeraciones pueden tener el efecto contrario y provocar estrés por los estímulos de luces y ruido.
El componente ambiental es esencial en el caso de las personas con demencia “ya que pueden desorientarse en Navidad debido al cambio de elementos del entorno como la decoración, las luces navideñas y la disposición del mobiliario. Lo idóneo es evitar los cambios en la medida de lo posible, para poder ayudar a los pacientes con demencia a que se sientan más cómodos”, aconseja el Dr. Curto.
Via geriatricarea.com
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