Corazones de tela con una jeringuilla. No solo las personas inseguras o con trastornos de autoestima son adictas al amor.
La soledad no es un estado que se aprecie mucho generalmente. Ir solo al cine o quedarse una noche de viernes solo en casa parece un despropósito en tiempos de Facebook, WhatsApp y Tinder. Pero cuando la soledad asusta hasta el punto de rehuirla siempre que se pueda, podemos esconder un problema de dependencia grave.
Del mismo modo, en las relaciones sentimentales, no ser capaz de vivir sin pareja durante mucho tiempo puede traducirse en un trastorno de dependencia sentimental o adicción al amor.
Como cualquier otra adicción, las características fundamentales de este tipo de trastorno son perder el control sobre nuestras conductas y el malestar tanto físico como psicológico si no tenemos una relación sentimental con otra persona.
La psicóloga Gabriela Gómez, de Blua de Sanitas, define a una persona adicta al amor como alguien “extremadamente dependiente de su pareja sentimental que necesita controlar en todo momento su relación” y que ha perdido la capacidad de tolerar la individualidad y el espacio del otro. Eso significa que este tipo de personas ni siquiera son capaces de aceptar que su pareja vaya al trabajo o salga a cenar con sus amigos, ya que sufre con la separación temporal de la otra persona.
Por qué ocurre
¿Cuáles son las razones que nos pueden conducir a esta situación? Al igual que las personas que se enganchan a las drogas, al alcohol o al juego, “una persona se puede volver adicta al amor porque carece de autoestima, porque no sabe estar en contacto consigo misma y porque necesita de otro para definirse a sí misma y dejar de experimentar sensación de vacío psíquico, físico y emocional”, explica Gómez.
Como cualquier otra adicción, una dependencia sentimental debe ser tratada por un especialista que pueda ayudarnos a encontrar las causas del problema y poner soluciones, poco a poco, enfrentándonos a la situación que tememos: no estar en una relación.
Cada caso es distinto y complejo pero, ¿hay algún patrón similar para identificar si somos adictos al amor? Buscar relaciones en las que se exige estar constantemente cerca de la otra persona, adoptar actitudes controladoras (revisar el móvil de tu pareja a escondidas o incluso geolocalizarle), pueden traducirse en una adicción al amor con un comportamiento excesivamente celoso.
Es el caso de María. Sus parejas siempre acaban rompiendo con ella porque su manera de actuar comienza a ser obsesiva e incluso accede a volverse a ver son sus ex cuando ellos se lo piden, lo que la destroza psicológicamente al entender que ellos no quieren volver con ella de nuevo. “En este caso, María sería una persona que tiene un claro patrón de vinculación dependiente que probablemente provenga de sus aprendizajes a lo largo de su vida”, razona la experta. Entre los factores que pueden haber predispuesto este trastorno, Gómez señala a un núcleo familiar “que no haya reforzado la seguridad en sí misma” o que haya aprendido que el amor y el sobre-control forman parte normal de la vinculación con las personas a las que se quiere.
Sin embargo, no solo las personas inseguras o con trastornos de autoestima son adictas al amor: Esther tiene mucho éxito entre los hombres y siempre le gusta atraer su atención. Es segura de sí misma y ha tenido varias relaciones largas en su vida. Cuando empieza una, descuida a sus amigos y organiza su vida en torno a su novio del momento. Además, la mayoría de sus parejas actúan igual que ella con su entorno. Cuando la relación se enfría y rompen, ella siempre necesita mantenerse en contacto con su ex hasta que pasa el tiempo, incluso si es ella la que ha decidido separase. La relación no termina de zanjarse hasta que ella encuentra otra, que no suele tardar en aparecer. ¿Es adicta al amor?
“El comportamiento de Esther denota una tendencia a la adicción a las relaciones sentimentales”, asegura la especialista. Existen personas que, como ella, no son inseguras pero no han desarrollado la capacidad de disfrutar otras cosas más allá del vínculo afectivo y sexual. En el caso de Esther, Gómez argumenta que puede que su forma de actuar sea “la única manera de que ella se siente plena: le reafirman lo único que ella valora de sí misma (el atractivo y éxito que tiene con los hombres)”. Según la experta, para superar su adicción, Esther tendría que aprender a reconocer otros aspectos valiosos de sí misma.
Una de las partes más complejas para las personas que sufran este trastorno es vivir una ruptura. Gómez explica que, en un primer momento, es necesario pasar por una etapa de duelo normal y, poco a poco, ir llenando los espacios vacíos con actividades gratificantes y tiempo para disfrutar consigo mismo.
De cara a futuras relaciones aconseja: “En una relación no hay que descuidar otras áreas importantes de la vida como son los amigos, la familia y tiempo individual”.
Via .dmedicina.com
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