¿Influye el horario de las comidas en nuestra salud cardiovascular?

lunes, 3 de abril de 2017

¿Influye el horario, y la frecuencia de nuestras comidas en nuestro riesgo cardiovascular (RCV)?. Pues es un tema complicado. Recientemente diversas sociedades amparadas por la  American Heart Association (AHA) han publicado en Circulation una declaración con revisión de la evidencia con el fin de responder a esta pregunta.

El tema preocupa pues los hábitos alimenticios han cambiado en el mundo occidental, y lo han hecho no solo en cantidad y calidad si no en frecuencia y horario. Los horarios de sentarse a la mesa (meal) y de tomarse un tentempie (snack) han cambiado en los últimos 40 años en EEUU y sobre todo el mundo anglosajón.

Los patrones de comida han variado ampliamente en los últimos tiempos. Los desayunos, comidas y cenas “típicos” han dado paso a la desaparición de algunos de éstos incrementándose la moda del tentempié. Estos cambios en los patrones de alimentarse tienen diferentes efectos sobre los marcadores cardiometabólicos, en la obesidad, el perfil lipídico, la insulino resistencia y la presión arterial.

Los datos de la conocida encuesta de salud NHANES (National Health and Nutrition Examination
Survey) entre los años 1971-74 y 2009-10 (62298 mujeres entre 20-74 años) muestra un reducción en la energía total ingerida (ETI) en el horario de comidas en 24 h del 82 al 77% frente a un incremento en la proporción de ETI en forma de tentempies (del 18 al 23,1%). Algo parecido ocurrió en los hombres.

Con todo, los estudios en EEUU muestran que la población en general come en relación a unos horarios que están relacionados con la disposición genética del metabolismo que regula los períodos de ingesta y ayuno, cuyos cambios pueden influir en el desarrollo de enfermedades cardiovasculares, obesidad y DM2. Estos ritmos circadianos están controlados por un reloj central localizado en el nucleo supraquiasmatico del hipotálamo y por otros relojes metabólicos alojados en los diferentes órganos. Aunque el reloj central estaría relacionado con la luz solar, los órganos periféricos se regularían por los períodos de ingesta o restricción de alimentos.

Existen genes relacionados con éstos relojes implicados con el metabolismo lipídico. Existiendo un polimorfismo genético en este sentido relacionado con el síndrome metabólico.

Este documento revisa los aspectos epidemiológicos y clínicos que relacionan los patrones de ingesta, básicamente con los horarios y numero de ingestas, más que con los perfiles dietéticos y de nutrientes, con los marcadores cardiometabólicos en adultos sanos.

Para ello se hizo una búsqueda en las principales bases de datos médicas (MEDLINE, PubMed, PubMed Central) con las que identificar aquellos artículos que abordaran estos temas.

Es un tema extenso y este comentario no da para abordar cada uno de los supuestos. Sin embargo, ciertos mitos como que “el desayuno es la más importante comida del día” son matizados, pues entre el 20-30% de los adultos de USA no desayuna y el desayuno como tal ha ido disminuyendo los últimos 40 años. Sí que es cierto que esta disminución se ha asociado con un aumento de la obesidad (adiposidad), el riesgo cardiometabólico y enfermedades crónicas, señalan. Sin embargo, el problema es definir que es un “desayuno”, pues no es lo mismo un desayuno mediterráneo que uno anglosajón. Clásicamente sería la primera comida del día antes de empezar las actividades diarias, dentro las dos horas tras levantarse, y máximo antes de las 10 AM, con un nivel de calorías entre el 20-35% del total de calorías diarias. Por ello, los patrones de desayuno son diversos.

En general señalan que los patrones de alimentación irregulares parecen ser menos favorable para alcanzar un perfil cardiometabólico más saludable. Comer con intención atendiendo a lo que se hace podría conducir a un estilo de vida más sano con lo que mejorar los FRCV.

Via redgedaps.blogspot.com.es

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