La depresión es una enfermedad que se caracteriza por una tristeza persistente y por la pérdida de interés en las actividades con las que normalmente se disfruta. El lema de la campaña que impulsa la Organización Mundial de la Salud este año es “Hablar de la depresión” y busca contribuir a su conocimiento y concientización. En este caso abordar cinco preguntas sobre cómo influye esta patología en la infertilidad.
¿Cuál es el vínculo que existe entre la depresión y la fertilidad?
La depresión, así como el stress, puede estar presente como causa o como consecuencia de la infertilidad. Una mujer puede no embarazarse producto de su depresión, así como una que no se embaraza puede presentar una depresión como consecuencia de su infertilidad.
Sin embargo, es difícil afirmar que una mujer no se embaraza a causa de su depresión netamente. Lo importante es que el paciente refiera al médico su malestar para poder tratarla y que el camino que deba afrontar sea más fácil.
¿Cómo afecta a la mujer y al hombre en la búsqueda de un hijo?
En las parejas puede afectar la sexualidad llevando a una disfunción que dificulta las relaciones. Se sabe, además, que en la mujer puede afectar el normal funcionamiento del sistema reproductivo, repercutiendo en la calidad de la ovulación, y por lo tanto dificultando el embarazo.
¿Es común este diagnóstico mientras se busca un embarazo?
En algún momento de la búsqueda se presenta algún grado de angustia, que en casos se convierte en depresión. El diagnóstico es clínico, y requiere en ocasiones de medicación, que tiene que ser indicada y controlada por especialistas que tengan en cuenta las particularidades que presenta la búsqueda de un hijo.
¿Cómo se afronta el diagnóstico para encarar los tratamientos?
Siempre es mejor para un tratamiento que la pareja esté en un buen estado anímico. Aunque cada caso es singular, en general los programas de ayuda psicológica, ya sean consultas individuales, grupales o la asistencia a grupos de co-ayuda son fundamentales no sólo porque brindan la contención necesaria sino por su incidencia en la psiconeuroendocrinología y el aumento de las posibilidades de éxito. Actividades como el ejercicio físico, el yoga, la meditación, la acupuntura, son útiles y de ser necesario postergar la búsqueda hasta que se estabiliza el aspecto emocional.
¿Puede perjudicar un tratamiento?
El estrés y la ansiedad pueden interferir en los resultados de los tratamientos, por eso es importante trabajar también sobre la preparación emocional.
En la medida en que la persona mejore su estado funcional general lo reflejará en una actitud de mayor apertura y mejor disposición y colaboración ante cualquier diagnóstico, procedimiento y tratamiento.
Via rionegro.com.ar
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