El 7% de los españoles interrumpe el sueño porque “necesita mirar el móvil en medio de la noche”; y de estos, el 62% son mujeres y el 38% restante, hombres. Estas conclusiones se extraen de una encuesta on-line realizada por Asisa a 629 personas mayores de edad entre el 23 y 29 de marzo.
Hasta ahora, se tenía conocimiento de que el uso de dispositivos electrónicos en las horas previas al sueño es una práctica muy extendida en la sociedad, independientemente de la edad. Esto explica que el 56% de los encuestados dejen el teléfono móvil encendido en modo silencio dentro del dormitorio. Paula Giménez, delegada de Asisa en Alicante y directora de la Unidad del Sueño en la Clínica HLA Vistahermosa, aconseja “apagar el móvil o mantenerlo fuera de la habitación durante la noche” para evitar la dependencia y sus consecuencias.
Asisa recuerda que la exposición tanto a la luz artificial como al ruido, antes y durante el sueño, puede alterar la calidad del mismo y generar problemas de salud. Esta luz informa erróneamente a nuestro cerebro de que es de día, retrasando o impidiendo la secreción de la hormona del sueño, la melatonina; y al interrumpirse su secreción, tardamos más en dormirnos, teniendo mayor número de despertares nocturnos y un sueño de peor calidad.
Además, la aseguradora subraya que estos dispositivos requieren de nuestra concentración, lo que produce la activación cerebral, proceso contrario al concepto de sueño y dormir, que requiere una relajación previa. Todas estas prácticas inciden de manera directa en el descanso de las personas, pues no nos permiten desconectar de las actividades diarias.
Nos llevamos el estrés a la cama
También alerta de que el estrés y las largas jornadas laborales provoca en muchas ocasiones que nos no dé tiempo a desconectar y que se carezca de un tiempo previo al sueño para relajarse y preparar así el descanso nocturno.
“Nuestro cerebro no tiene un botón de ‘off’ que podamos apretar cuando queramos para que el sueño se inicie. Necesitamos un tiempo previo de relajación, de desconexión de nuestro ajetreo diario, de los problemas y el estrés del trabajo” apunta la doctora Paula Giménez.
Cuando no se consigue dormir, la reacción más común de los españoles es ponerse nervioso y empezar a pensar en problemas, según reconoce el 46% de los encuestados. Otro 48% responde que el principal factor que les impide conciliar el sueño es pensar en las preocupaciones del día siguiente. Los jóvenes (18-35 años) y los adultos (36-65 años) admiten que el trabajo es su mayor preocupación, por delante de la salud, principal preocupación en los mayores de 65 años.
“Si a pesar de llevar un ritual previo de relajación no conseguimos dormir, no es recomendable quedarse en la cama dando vueltas, pues esto suele generar ansiedad y más frustración. Salir de la cama y realizar una actividad monótona y relajada: una lectura con luz cálida y tenue puede ser una buena opción”, recomienda Paula Giménez.
Via grupoaseguranza.com
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