La comunidad médica cree que el yoga es un medio de promover la salud cardiovascular y para ayudar a tratar a pacientes con condiciones del corazón
“Si un mayor número de mis pacientes practicara yoga, yo tendría más tiempo para practicar yoga”.
Eso dice el Dr. Gervasio Lamas, director de la División de Cardiología de la Universidad de Columbia en el Centro Médico Mount Sinai, quien no solo prescribe esta antigua práctica hindú, sino que también la utiliza.
“Según se llega a los 50 años, comienzan a aparecer molestias y dolores. El yoga las aleja”, comenta. “Recuerdo que en la mañana, al levantarme, se presentaban al azar diferentes dolores tontos. Mi esposa me hizo comenzar a hacer yoga y todo desapareció”.
La principal preocupación de Lamas era la rigidez en el cuello donde se acumula la tensión. Los rayos X revelaron que, físicamente, no tenía nada malo. Luego de comenzar a practicar yoga se fue el dolor. Posiciones como el perro hacia abajo, en que el cuello se alarga y se relaja, eran particularmente efectivas.
Ahora, Lamas, de 61 años, recomienda regularmente la práctica de yoga para sus pacientes cardiovasculares y está contento con los resultados.
Veamos el caso de Sally Mertens, de 70 años, que visitó a Lamas para tratar una condición del corazón. Desde hace 11 años practica yoga como parte de sus ejercicios, pero hace dos años se lo tomó en serio para ayudar a manejar la condición y bajar el colesterol, comenta.
“Hace algunos años, cuando fui al chequeo regular bianual, el Dr. Lamas me miró y me dijo ‘¿Está segura que está en la oficina correcta? Usted no se ve como las otras personas en mi sala de espera’. Eso me causó risa. Me encantó escucharlo. Él está en lo correcto, la mayoría de los pacientes cardíacos no lucen tan saludables como yo”.
Mertens, quien vive en Miami, nada una milla a la semana pero dice que nota que solo se siente fuera de juego cuando pierde una o dos sesiones de yoga. “Hago por lo menos de 10 a 15 minutos cada mañana, además de tratar de llegar a clase tres veces a la semana. No cobro vida en la mañana hasta que no he hecho por lo menos mi rutina mínima. Eso es lo maravilloso del yoga, que no necesita un equipo especial”.
Mertens, que es viuda y tiene dos hijos mayores y un doctorado en psicología cognitiva, también cuida su salud a través de la dieta y evita los alimentos procesados.
“Como la mayoría de los pacientes cardíacos, tengo una alimentación saludable para el corazón”, dice. “Aunque la mayoría de mis indicadores de sangre tienen un nivel promedio, mi colesterol es particularmente excelente. El Dr. Lamas dice que mi resultado de HDL es uno de los mejores que ha visto. Sospecho que la diferencia la ha hecho el yoga”.
Numerosos estudios han confirmado “la diferencia del yoga” en mejorar la salud cardiovascular, mejoras en cómo los pacientes manejan el cáncer y sus tratamientos, artritis y dolor crónico, entre otras dolencias.
El Colegio Americano de Cardiología reveló los resultados de un estudio realizado por el Instituto de Investigación Cardiovascular de la Universidad de Kansas en el 2011. Este estudio encontró que los pacientes que practicaban yoga redujeron sus episodios de latidos irregulares o fibrilación atrial. Un estudio de la Universidad de Temple en Filadelfia encontró en el 2007 que las mujeres que practicaban Iyengar yoga, un programa de estiramiento y relajamiento dirigido a personas de mayor edad, habían mejorado la flexibilidad así como el balance, teniendo esto importantes implicaciones dado que las caídas entre las personas mayores pueden producir una serie de complicaciones y visitas a centros de trauma.
Via elnuevoherald.com
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