No es cuestión de voluntad
Apoyo emocional y terapéutico
No es cuestión de voluntad
Lo más importante que la familia y los amigos pueden hacer por la persona con depresión es ayudarla a obtener tratamiento y alentarla a que lo continúe, acompañándola al médico y controlando que tome los medicamentos, de acuerdo al Centro Psiquiátrico Harris County de la Universidad de Texas.
Según Jaime Smith, fundador de Alianza para la Depresión, para que el trato de los familiares con la persona afectada "sea más eficaz y pueda aliviar tanto el sufrimiento del enfermo como el propio, han de informarse lo antes posible sobre esta dolencia del cuerpo y el alma, acudiendo a asociaciones de pacientes”.
Una enfermedad de cuerpo y alma
“Marta y yo tenemos nuestras peleas, como cualquier matrimonio, pero nunca en fases depresivas. Al principio, discutíamos con más frecuencia, cuando yo no sabía casi nada de su enfermedad y no comprendía su conducta, cuando no entendía que una persona como ella, tan activa y generalmente muy alegre, que reía con frecuencia, se pusiese a llorar, se postrase en la cama y no se quisiera levantar”.
“Ahora sé un poco más sobre la depresión, comprendo mejor las reacciones y el comportamiento de las personas que la padecen, Hay que admitir que es una enfermedad, pero no como otra cualquiera porque involucra el cuerpo y el alma, y cuando los sentimientos, las emociones y los pensamientos no caminan por los cauces establecidos, no sabemos bien que hacer”.
Este es el testimonio real sobre la depresión que sufrió su mujer, relatado por el psiquiatra Jaime Smith Semprún, fundador y vicepresidente de Alianza para la Depresión AplD, de la Fundación Humanae.
Según el autor del libro ‘La depresión de Marta’, ante un ser querido deprimido solemos reaccionar “de una forma que agudiza aún más el problema del paciente, usando frases como ‘Anímate, no es para tanto’ o ‘tienes que poner de tu parte’, todas ellas fatídicas para el enfermo, pues ya quisiera poder animarse”.
¿Le diríamos a una persona que está sufriendo el mayor dolor físico que pueda haber, ‘No es para tanto’? Pues no usemos tampoco esa expresión con la persona que sufre una fuerte depresión, porque lo único que se consigue es empeorar la situación”, señala Smith Semprún.
El especialista señala que incluso "intentar que un allegado salga de una depresión animándole a salir, divertirse y olvidarse de sus problemas puede ser contraproducente para la evolución de su trastorno.
¿Cómo detectarla?
"Una de las creencias más arraigadas en la sociedad es la idea de que la depresión es una enfermedad que depende sólo de la voluntad de uno", de acuerdo a Crespo coautor del libro '101 respuestas para conocer la depresión y combatir el sufrimiento del enfermo y su familia'.
"Pedir a una persona deprimida que supere su trastorno a base de fuerza de voluntad es lo mismo que le decir a alguien que le faltan las dos piernas que camine. El planteamiento de intentar caminar sin muletas sin ayuda va a incrementar su sensación de culpa y de incapacidad", ha señalado este experto.
Los familiares y allegados de la persona con depresión han de tener en cuenta que es "una enfermedad que afecta a las funciones psíquicas, a la motivación, a la voluntad y a los sentimientos”, en la que”todo se impregna de pesimismo, de una visión negra", ha explicado Crespo.
"La persona afectada piensa que es una inútil y lo va a ser para siempre, ve siempre más aspectos negativos que positivos en su vida y cree que no tiene futuro porque muchas veces desconoce las características básicas de la enfermedad que explican muchos de esos sentimientos", ha asegurado.
No es una tristeza simple
Para el doctor Julio Vallejo jefe de Psiquiatría del HUB y autor principal del libro, "algo que dura 48 horas y que está relacionado con un conflicto o un problema específico no es una depresión, por muy triste que se esté. Sólo si dura más de 3 ó 4 semanas se puede empezar a hablar de este mal".
"Una depresión comienza cuando la persona empieza a desanimarse y a ver las cosas negativamente hasta el punto de no ver futuro a su vida", ha explicado el doctor Vallejo.
Según el vicepresidente de la AplD, para que el trato de los familiares con el enfermo depresivo sea más eficaz “y pueda aliviar tanto el dolor del paciente como el propio, han de informarse lo antes posible sobre la depresión, acudiendo a asociaciones de pacientes o leyendo buenos libros sobre el tema”.
Otro factor importante en la familia según Smith Semprún, es “lograr una buena comunicación, algo que resulta difícil, pues justamente la comunicación es inexistente en quien sufre esta enfermedad”.
Según los expertos de Centro Psiquiátrico Harris County de la Universidad de Texas (HCPS), lo más importante que la familia y los amigos pueden hacer por la persona con depresión es ayudarla a obtener tratamiento, y alentarla a que lo continúe, acompañándola al médico e incluso controlando que tome los medicamentos.
Apoyo emocional y terapéutico
Otras formas importantes de ayudar al depresivo, según el HCPS, consisten en ofrecerle apoyo emocional, comprensión, paciencia, afecto y aliento, en escucharle siempre y en no ignorar nunca los comentarios sobre suicidio, los cuales deben ser informados al médico inmediatamente.
Para la escritora y experta en motivación y entrenamiento emocional Carol A. Kivler, autora del libro 'El ABC de la Recuperación de una Enfermedad Mental’, quien enfrenta un episodio depresivo se encuentra ante un viaje largo y difícil, aunque “el recorrido que tienen que hacer sus seres queridos puede ser igual de estresante y desafiante”.
Según Kivler, si quienes rodean al deprimido toman conciencia, entienden y aceptan que la depresión puede ser más debilitante que un padecimiento físico y que quienes lidian con ella necesitan la misma preocupación amorosa y cuidados que aquellos que padecen una enfermedad física, entonces aumentan sus posibilidades de recuperación.
Para ayudar a que la persona deprimida se recupere y no recaiga, complementando la psicoterapia y la medicación, la experta estadounidense recomienda a los familiares y allegados que le realicen algunas preguntas abiertas, que le brinden la oportunidad de hablar, como "¿qué estás sintiendo?" o "¿qué cosas puedo hacer para que te sientas apoyado?".
Esta escritora, que sabe de lo que habla porque ha sufrido cuatro episodios de depresión clínica de los cuales se ha recuperado, aconseja compartir con la persona deprimida nuestra preocupación por ella, expresarle nuestras observaciones y asegurarle que no estamos para juzgarle, sino para escucharle.
Ser pacientes con el deprimido, ya que puede llevarle mucho tiempo aceptar su propia enfermedad, alentarle a buscar los servicios de un profesional, recordándole que la depresión es muy común y tratable, y permanecer en contacto por vía telefónica, electrónica o en persona, para que se sienta valioso, querido y acompañado, son otras ayuda sanadoras, según Kivler.
Via vidayfamilia.univision.com
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