Hablar de memoria es hablar de salud, pocos aspectos relacionados con el funcionamiento del sistema nervioso son tan cotidianos y generan tanto interés en cualquier foro en que se trate y qué decir cuando se notan fallos en la misma por cualquier motivo. Salta la alarma en la persona afectada y es motivo de preocupación por lo que es el tema seleccionado para el artículo de hoy.
Las numerosas y variadas interrogantes que escuchamos en el día a día en la consulta, tanto por parte de personas afectadas por fallos de memoria de diversa índole y causas, sus familiares, amigos o cuidadores nos han servido de guía para estructurar este artículo.
En la misma medida que notar fallos en el funcionamiento de la memoria genera angustia y preocupación, puede confortar y relajar el conocimiento de las medidas que pueden mejorar e incluso fortalecer la memoria, así como de hábitos de vida, normas de conducta cotidianas, alimentos, sustancias naturales y fármacos que pueden resultar de gran utilidad para mantener e incluso recuperar ese tesoro de los seres humanos que es la memoria.
El primer paso es tener claro que nuestro cerebro se puede comparar con un músculo que necesita "ejercicio" para mantenerse en forma, en nuestro día a día leer un libro acorde a nuestras preferencias, hacer algunas cuentas a mano, jugar al dominó, a las cartas o comentar la película que hemos visto pueden constituir estrategias sencillas para mantener la memoria ágil y prevenir deterioros cognitivos.
Como existe conciencia social cada vez mayor de la importancia de el ejercicio físico para conservar la salud, debemos pensar que el cerebro también necesita tener su ejercicio o gimnasia específica, no hay que esperar a estar enfermo para realizarla, afortunadamente se están desarrollando centros especializados en este entrenamiento tan importante e interesante como las clínicas de memoria.
Con frecuencia nos sumergimos en el ajetreado día a día, y lo que era muy simple como llevar en la memoria la lista de la compra, el lugar donde ponemos las llaves o recordar los cumpleaños de familiares allegados deja de serlo.
Como dato interesante podemos destacar que en el cerebro de un adulto existen aproximadamente cien mil millones de neuronas y cada una de estas puede establecer a su vez entre cinco mil y diez mil sinapsis o conexiones con otras neuronas gracias a pequeñas ramificaciones que les permiten conectarse entre sí.
Esta vertiginosa actividad tiene como resultado la creación de un complejísimo entramado que nos permite almacenar una extraordinaria cantidad de información, recuperarla cuando la necesitamos, relacionarla con datos nuevos o previamente aprendidos y generar en consecuencia pensamientos, sentimientos y acciones.
Los recuerdos de sabores y olores son duraderos e intensos porque el ‘cerebro olfativo’ (rinencfalo) es la base biológica de la memoria y está ligada a las emociones. Hay memorias a largo plazo que guarda recuerdos antiguos como los de la infancia, otra intermedia y la reciente o a corto plazo que es la que permite recordar lo que cenamos anoche.
La Ley de regresión de la memoria de Ribot explica que se olvida antes lo último que se ha aprendido.
Cuando no puede memorizarse el presente y el futuro ya no motiva, va quedando libre un territorio invadido por recuerdos antiguos, eso nos explica la conocida expresión, ‘el abuelo cuenta sus batallitas’. Es importante tener presente que al margen de la edad, las comunicaciones entre neuronas están en constante remodelación en función de los estímulos que reciben, de modo que las conexiones de etapas anteriores de la vida se pueden fortalecer o debilitar e incluso crearse nuevas.
Resulta fundamental mantenernos en constante actividad y aprender o intentar aprender cosas nuevas.
Cuando aprendemos algo nuevo, ese mensaje se transmite de una neurona a otra una y otra vez, por lo que el cerebro comienza a crear conexiones entre neuronas que nos permiten que hacer algo conocido sea cada vez más fácil.
Podemos leer un libro, aprender un idioma, asistir a charlas o conferencias, tocar un instrumento musical, jugar a las cartas o escuchar música, cualquier recurso, respetando las preferencias individuales es útil para evitar el apagón emocional y el aislamiento, enemigos de un envejecimiento exitoso.
Hay pasatiempos y manualidades entretenidos que realizados regularmente pueden divertirnos y fortalecer la memoria.
Funciona activamente la memoria cuando recordamos la casa de nuestra infancia, como montar en bicicleta , jugar al tenis o cuando recordamos un número de teléfono que acaban de darnos antes de grabarlo en el móvil o anotarlo.
Se activan circuitos de memoria cuando nos agrada recordar un verso, escuchamos una melodía o percibimos un olor.
Mantener una adecuada higiene del sueño es importante siempre, no solo para dormir bien, sino para proteger nuestro sistema nervioso.
No debemos autoexcluirnos por razones de edad para aprender a utilizar Internet y acceder a nuevas tecnologías aunque vayamos a un ritmo de aprendizaje y aplicación más lento, nunca es tarde si la dicha es buena.
Visitar exposiciones o museos, escuchar conciertos, matricularse en cursos de pintura, artes plásticas, o arteterapia en general acudir a charlas o conferencias de diferentes temas a la vez que es educativo ayuda a nuestra memoria a mantenerse en forma. Del estado y funcionamiento cerebral depende también nuestro comportamiento, estados de ánimo y afectos.
Evitar que el estrés impacte en nuestra vida con la intensidad suficiente como para afectar la memoria.
Una dieta mediterránea, sin grasas de origen animal, excesos de sal, sana y equilibrada favorece un adecuado funcionamiento cerebral, pueden ser altamente beneficiosos un consumo regular de DHA, piel de uva y salsa curry.
Por último es importante destacar que una característica que mejor diferencia el envejecimiento normal de un inicio de deterioro cognitivo, es la conciencia de los síntomas. El sano se da cuenta de sus limitaciones, en el deterioro la persona ignora muy a menudo los déficits y hasta se molesta cuando se le señalan.
Via canarias7.es
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