Los insomnes que tardan más de 14 minutos en dormirse se enfrentan a un mayor riesgo de hipertensión, según un estudio.
El estrés familiar multiplica el riesgo de hipertensión, infarto de miocardio e ictus en mujeres, especialmente entre las casadas.
Los insomnes que tardan más de 14 minutos en dormirse se enfrentan a un mayor riesgo de hipertensión, según concluye un nuevo estudio que se publica en 'Hypertension', la revista de la Asociación Americana del Corazón. El estudio, realizado en el Hospital Occidente de China, es el primero en probar si el insomnio con hiperactivación fisiológica, que se define como un tiempo más largo para conciliar el sueño, está vinculado a la hipertensión.
El insomnio es el trastorno del sueño más prevalente en la población general. Entre un cuarto y un tercio de la población en general se queja de dificultad para dormirse y alrededor del 10 por ciento tiene problemas crónicos y busca ayuda médica para el insomnio. Los investigadores estudiaron a 219 pacientes con insomnio crónico y 96 personas que duermen con normalidad (con una media de 40 años y más de un 60 por ciento mujeres) y definieron el insomnio crónico como dificultad para dormir durante más de seis meses.
La hipertensión se basó en medidas de presión arterial o el diagnóstico de un médico y los científicos controlaron los factores de confusión como obesidad, apnea del sueño, diabetes, tabaquismo, consumo de alcohol y cafeína. El insomnio crónico combinado con una puntuación en MSLT superior a 14 minutos elevó las probabilidades de hipertensión en un 300 por ciento.
Tradicionalmente, se ha percibido el insomnio como un trastorno del sueño durante la noche; pero varios estudios sugieren que es un estado de hiperexcitación de 24 horas. Un tipo más severo biológicamente de insomnio se asocia con hiperactivación durante 24 horas y consecuencias cardiometabólicas significativas, como la hipertensión, mientras la forma menos severa tiene raíces principalmente psicológicas.
Sentirse hiperalerta o con sueño no permite a las personas funcionar como en su mejor momento, ni sentirse bien durante el día o dormir bien por la noche, apunta Vgontzas. "A pesar de que los insomnes se quejan de fatiga y cansancio durante el día, su problema es que no pueden relajarse", concluye.
El estrés familiar multiplica el riesgo de hipertensión, infarto e ictus en las mujeres
El estrés familiar multiplica el riesgo de hipertensión, infarto de miocardio e ictus en mujeres, especialmente entre las casadas, las que tienen mayor nivel de estudios y aquellas que desarrollan una carrera vocacional. Así, se le reconoce como un factor de riesgo cardiovascular que va cobrando debido a su alta prevalencia entre la población actual.
El estudio epidemiológico psicosocial MONICA, presentado este domingo en el Congreso Anual de la Sociedad Europea de Cardiología, que se celebra en Barcelona, realizó un cuestionario sobre conciencia y actitud en torno a la salud en una cohorte de población femenina en Rusia, las mujeres con estrés familiar elevado presentan 1,39 veces más riesgo de hipertensión arterial (HTA); 5,59 veces más probabilidad de infarto y 3,53 veces más riesgo de accidente cerebrovascular, en comparación con las que no sufren este trastorno.
En el estudio, que refleja un 21% de prevalencia de estrés familiar, se han analizado 870 mujeres con edades comprendidas entre los 25 y los 64 años - una muestra extraída del programa de la Organización Mundial de la Salud "MONICA-psychosocial" (MOPSY)-, de las que se realizó un seguimiento de 16 años en cuanto a incidencia de hipertensión, infarto de miocardio e ictus.
El profesor José Ramón González-Juanatey, presidente de la Sociedad Española de Cardiología (SEC) y jefe del Servicio de Cardiología del Hospital Clínico Universitario de Santiago de Compostela, ha explicado que "el estrés familiar ya se había asociado en otros estudios previos a la enfermedad cardiovascular, y en concreto al infarto de miocardio. Se sabe que el estrés está vinculado a la hipertensión, ya que condiciona un aumento de la catecolamina, y probablemente al desarrollo de la diabetes, puesto que en el proceso intervienen un tipo de hormonas que promueven la resistencia a la insulina".
Asimismo, también se considera destacable la relación entre el estrés agudo y el crónico con la trombogenicidad de la sangre, "ya que se desencadena un incremento de la agregabilidad plaquetaria, que es la capacidad de la sangre para generar trombos en determinadas situaciones, propiciada por el aumento de los niveles de catecolaminas", ha explicad el profesor Juanatey.
Via teinteresa.es
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