Invierno saludable

sábado, 9 de enero de 2016

La llegada del frío invernal puede traer consigo ciertos riesgos para la salud relacionados con la bajada de las temperaturas.

Tanto el otoño como el invierno son las épocas del año más propicias a sufrir determinadas enfermedades, como catarros o resfriados y gripe. Otras dolencias que también se ven agudizadas por el frío incluyen las enfermedades cardíacas, respiratorias y osteoarticulares. El motivo es que, por un lado, las bajas temperaturas disminuyen los sistemas naturales de defensa. Además, los cambios bruscos de temperatura (pasar de un interior caldeado al exterior) y el hacinamiento son factores que favorecen el contagio y el desarrollo de enfermedades básicamente infecciosas.

Mejor prevenir

Los grupos de personas más vulnerables al frío son las que se encuentran en edades extremas de la vida: bebés, niños pequeños y ancianos. Además, también tienen más riesgo de enfermar por causa del frío las personas con enfermedades crónicas y aquéllas con un nivel socioeconómico bajo que viven en condiciones precarias. Estos grupos de población deben extremar las precauciones que recogen las autoridades sanitarias. Son éstas:

    Llevar ropa adecuada: prendas de abrigo resistentes al viento y a la humedad y utilizar varias capas de ropa ligeras y cálidas. Generalmente se aconsejan tres capas: la primera, en contacto con la piel, de tejido transpirable que evacúe la humedad y mantenga la temperatura corporal; una segunda que estabilice la temperatura, y una tercera (chaqueta) que impida que se pierda calor.
    Proteger la cabeza, las manos y los pies: son las zonas del cuerpo donde se produce mayor pérdida de calor y más susceptibles de congelación, por lo que deben estar protegidos con gorro, guantes y calcetines apropiados (algodón y/o lana).
    Utilizar ropa técnica adecuada si se hace ejercicio en el exterior y evitar que el cuerpo se enfríe por el sudor generado.
    Mantener un aislamiento térmico correcto de la vivienda que permite el ahorro energético y que el sistema de calor sea eficaz (como burletes en puertas y ventanas). La temperatura ideal para la casa se sitúa en torno a los 21º C. Es importante prestar atención determinadas estufas eléctricas, braseros y calefacciones de gas que pueden generar graves accidentes domésticos por incendio o inhalación.
    Cerrar las ventanas de los dormitorios por la noche y ventilar las habitaciones durante el día.

CÓMO EVITAR EL CONTAGIO DE RESFRIADOS Y GRIPE

Lavarse las manos siempre que estén sucias y en momentos clave, como después de sonarse la nariz, después de cambiar pañales a un niño con resfriado o ir al baño, antes de comer y antes de preparar alimentos.
Utilizar pañuelos desechables.
Evitar el humo de tabaco y fumar.
Mantenerse alejados de personas que tengan gripe.
Evitar los locales cerrados o con aglomeraciones.
Vacunarse de la gripe, en el caso de los grupos de población en los que esté indicado. Las campañas de vacunación se realizan en los meses de otoño y los centros de atención primaria facilitan toda la información.

Hipotermia y congelación

Otros cuadros derivados directamente del efecto del frío son la hipotermia y la congelación. La temperatura corporal normal es de alrededor de 35.5-36.5º C, de manera qu ecuando el cuerpo experimenta una temperatura anormalmente baja debido a la exposición al frío, y es incapaz de mantener su temperatura corporal, se habla de hipotermia.

Los principales síntomas que la acompañan incluyen confusión mental, cansancio y aletargamiento que se hacen progresivos. Si existe congelación, aparece disminución de la sensibilidad y coloración de determinadas partes del cuerpo, especialmente de los pies, las manos, las orejas y la nariz. Los síntomas de hipotermia y congelación siempre requieren asistencia médica urgent. Mientras llega, es recomendable disminuir la pérdida de calor abrigándola con prendas.

El papel de la alimentación


Con la llegada del invierno nuestras apetencias respecto al tipo de comida cambian. El frío provoca que nos apetezcan platos más calientes o más elaborados y además sentimos la necesidad de ingerir más alimentos para sobrellevar mejor el duro clima invernal.

Sin embargo, esta costumbre de ingerir más calorías, unida muchas veces a la creencia de que mantendremos la temperatura corporal, es errónea y provoca que descuidemos nuestra dieta. Así, durante el invierno no debemos abandonar los buenos hábitos de alimentación adquiridos, ya que de lo contrario al final de la estación nos encontraremos con un aumento de peso y las consecuencias sobre la salud de una dieta inadecuada.

No existe una dieta específica que prevenga las enfermedades más frecuentes en invierno como son la gripe o las infecciones respiratorias. Lo que sí tiene beneficio probado es continuar con una dieta sana, variada y equilibrada que supondrá un beneficio general para nuestra salud.

DIETA CONTRA EL FRÍO

Algunos consejos para alimentarse adecuadamente y no aumentar de peso incluyen:

Entrantes ligeros en los que predominen las verduras, como sopas y cremas de verdura, verduras salteadas o a la parrilla. Sustituyen a las ensaladas frescas de verano, menos apetecibles en esta época, y nos aseguran el aporte de fibra, vitaminas y pocas calorías.

 Mantener el consumo de fruta, entre horas y de postre, los cítricos de temporada (naranjas, mandarinas, kiwis) son una opción deliciosa, ligera y muy rica en fibra y vitamina C.

Hidratarse correctamente es importante durante el invierno: los zumos, el agua y los caldos vegetales son las opciones más recomendables. No hay que olvidar que el alcohol, que tradicionalmente se utiliza “para calentarse”, es una fuente de calorías y no aporta nutrientes, además de favorecer la hipotermia y la deshidratación. El consumo moderado (de uno a dos vasos de vino tinto al día) es la pauta recomendada.

Los potajes y guisos caseros a base de legumbres constituyen una excelente opción en el menú habitual. Se recomienda cocinar las legumbres con verduras y cereales (arroz) para disminuir el contenido calórico y ser una opción cardiosaludable.
    El pescado debe predominar sobre la carnes rojas. Se recomienda el consumo de pescado tres veces por semana y preferiblemente elegir carnes magras (como pollo o pavo).

LO QUE DEBES SABER…

    El otoño y el invierno son las épocas del año más propicias a sufrir ciertas enfermedades.
    Los grupos de personas que presentan mayor riesgo de enfermar son bebés, niños pequeños y ancianos, y deben extremar las precauciones para evitar el riesgo.
    En invierno se deben mantener los hábitos de alimentación adquiridos: hidratarse bien, comer fruta y verdura a diario, priorizar el pescado frente a la carne...

Via .mapfre.es

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