El estrés infantil deja huella en los dientes y mandíbulas de los niños

domingo, 14 de febrero de 2016

Se está produciendo un aumento preocupante del estrés entre los más pequeños, dando cifras del 8% de la población infantil y del 20% de los adolescentes

Las clases extraescolares, la preocupación por acceder a la mejor educación, la aceleración del aprendizaje… La presión social y académica impone sobre los más pequeños un nivel de estrés que puede afectar de forma severa a su salud bucodental. El estrés es la respuesta del organismo ante situaciones que se perciben de amenaza o de demanda que no se puede satisfacer. Y la infancia y adolescencia son periodos que se caracterizan por los cambios a los que los niños y adolescentes deben hacer frente. Estos cambios continuos, así como presiones externas de demanda académica, social y familiar pueden convertirse en elementos estresantes que interfieran en su normal desarrollo.

Según la Sociedad Española de Estudios de Ansiedad y Estrés, se está produciendo un aumento preocupante del estrés entre los más pequeños, dando cifras del 8% de la población infantil y del 20% de los adolescentes.

Sabemos que ante una situación de estrés mantenido o muy intenso, explica Assumpta Carrasquer, Directora de la Clínica Carrasquer de Odontología Integrada, se produce una fase de agotamiento y el organismo puede enfermar. «La reacción del cuerpo ante el estrés es muy variada, pero es la cavidad oral una de las partes más sensibles al mismo. Y los niños tienen menos capacidad para gestionar las situaciones de estrés, por lo que puede afectarles en mayor medida».
Efectos físicos

Comenta Carrasquer que el cuadro de estrés infantil hay efectos psíquicos (una alimentación compulsiva y habitualmente rica en azúcares, aumentando el riesgo de caries), fisiológicos (aumentan los niveles de la hormona del estrés, el cortisol, lo que provoca alteraciones en el sistema inmunitario y también se produce una disminución de la secreción de saliva y el ambiente oral se hace más ácido), y conductuales (alteraciones en la dieta, aparición de hábitos compulsivos como chuparse el dedo, mordisquearse las mejillas o el labio, succión del labio inferior, bruxismo y abandono de la higiene bucodental), que pueden afectar de manera directa o indirecta a su salud bucodental.

Uno de los primeros síntomas de estrés en la salud bucal de los niños es la enfermedad periodontal. Según la doctora María Moya, especialista en Ortodoncia y Ortopedia Dentofacial de la clínica dental Ortofamily, «la ansiedad puede provocar inflamación y sangrado en las encías, un afección que puede derivar en el desarrollo de gingivitis (enfermedad crónica de las encías) con dolor al cepillado y una mayor sensibilidad dentaria».

La gingivitis o inflamación de las encías es más frecuente en estos niños, comenta Carrasquer, ya que se asocia un mayor acúmulo de placa bacteriana con una disminución de la respuesta inmunitaria. «La gingivitis puede evolucionar a periodontitis, cuando la inflamación de las encías va asociada a pérdida de hueso de soporte del diente, en casos severos o con predisposición genética asociada», señala.

    La gingivitis puede evolucionar a periodontitis, cuando la inflamación de las encías va asociada a pérdida de hueso de soporte del diente, en casos severos o con predisposición genética asociada

Dra. Carrasquer


Otros problemas asociadas al estrés son las llagas, aftas -pequeñas úlceras de etiología desconocida asociadas a deficiencias del sistema inmunológico-, herpes labial, lesiones autoprovocadas por mordisqueo de los labios o mucosa yugal. Otros hábitos como el chuparse el dedo o succión del labio inferior pueden provocar maloclusiones dentales, apunta Carrasquer.

Los expertos consideran importante detectar el estrés en los niños, ya que el niño sufre y puede afectar a su salud adulta. Pero a la vez es muy difícil, ya que ellos no saben cómo expresarlo. «Las revisiones bucodentales pueden ayudar mucho. El dentista puede ser el que detecte posibles cuadros de estrés en niños al identificar patologías asociadas. Los padres también deben estar alerta a determinados signos en la boca de sus hijos. Las encías rojas, el sangrado de encías al cepillarse los dientes, las llagas frecuentes, herpes labial habitual, rechinar los dientes, son signos que no deben pasar sin que un profesional especializado los evalúe», señala Carrasquer.

Por su parte, Moya, recomienda insistir en el cuidado bucal de los niños y adolescentes. «Es importante que el cepillado se haga de dos a tres veces al día de forma correcta y que acuda a sus revisiones periódicas con el dentista u ortodoncista para el control de su salud bucodental», afirma.

En este sentido, la Sociedad Española de Periodoncia e Implantes (SEPA) recomienda la revisión de las encías en los niños para diagnosticar posibles patologías de manera precoz, enseñar instrucciones de higiene para prevenir las enfermedades de las encías y detectar posibles problemas asociados como el estrés.

Via abc.es

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