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Creemos que ser un bebé y sufrir estrés no son compatibles, pero hay situaciones que estresan a los bebés y dejan huella en sus conexiones cerebrales. De ahí la importancia de satisfacer sus necesidades y cuidar su salud mental desde sus primeros días de vida.
Un nuevo estudio ha hallado patrones cerebrales en recién nacidos que predicen signos de depresión y ansiedad que el niño puede manifestar más adelante.
El estudio, publicado en la Revista de la Academia Americana de Psiquiatría Infantil y Adolescente, analizó por medio de resonancias magnéticas el cerebro de un grupo de recién nacidos a término y pretérmino.
Según los hallazgos, ciertos patrones de conectividad cerebral en los recién nacidos pueden predecir la probabilidad de que el bebé muestre síntomas de enfermedad mental, incluyendo tristeza, timidez excesiva, nerviosismo y ansiedad de separación, estrechamente vinculados con la depresión clínica y ansiedad en niños mayores y adultos.
Las consecuencias del estrés en los primeros meses se arrastran durante el resto de la vida.
"Es importante señalar, sin embargo, que las experiencias y el medio ambiente que los que están expuestos a medida que crecen pueden alterar estos patrones de conectividad por lo que es más o menos probable que estos síntomas se desarrollen", asegura la Dra. Cynthia Rogers, autora del estudio.
Los investigadores se centraron en analizar la actividad de la amígdala, centro del miedo del cerebro, y la forma en que esta interactúa con otras regiones del cerebro. Encontraron que ciertas conexiones e interacciones entre algunas zonas del cerebro (la amígdala, la ínsula y la corteza prefrontal medial) eran los indicadores de que el individuo presentara un mayor riesgo de angustia y depresión a los 24 meses de edad.
Es uno de los primeros estudios en detectar las diferencias funcionales en la conectividad de la amígdala desde el nacimiento en relación con los primeros síntomas.
Cómo evitar el estrés en los bebés
Como comentamos a menudo, las experiencias de los bebés en los primeros meses de vida y en la infancia temprana, influyen decididamente en la formación del cerebro en constante desarrollo durante ese período. Las consecuencias del estrés en los primeros meses se arrastran durante el resto de la vida.
Por eso, es importante proporcionarles vivencias agradables, que les brinden seguridad y apego para favorecer su salud mental, que repercutirán a futuro. Algunas de estas prácticas incluyen:
Atender siempre el llanto del bebé
Cogerlo en brazos
Practicar el Método Canguro con el recién nacido (haya nacido prematuro o a término)
Interactuar con el bebé desde el embarazo
Hablarle, sonreírle y favorecer la cercanía y el contacto físico (masajes, caricias, piel con piel, paseos, porteo, etc.).
Establecer rutinas diarias de alimentación, higiene, abrigo y sueño que le aporten tranquilidad y seguridad.
Vía | bebesymas.com
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